La patata y el aceite de oliva,
indispensables para hacer una tortilla, son dos de los alimentos de la cesta de
la compra que más se han encarecido en el último año.
En concreto, el tubérculo es el producto que más ha subido y es un
15,4% más caro ahora que hace 12 meses, según datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE)del mes de agosto. Es el único alimento cuyo
precio ha crecido a dos dígitos, junto con las frutas frescas. En lo que
llevamos de 2016 el alza ya es del 9%.
«El problema que tiene la patata es que es un producto que no
tiene una regulación, como, por ejemplo, sí tenía el sector lácteo con las
cuotas. Está sujeto a la oferta y la demanda, de manera que cuando tienes
excedente, al ser perecedero, tienes que venderlo y baja el precio. Al
contrario ocurre cuando no hay un buen año, que el coste se eleva para el
agricultor y, en consecuencia, para el consumidor», explica Guillermo Ruiz,
responsable sectorial de patata de la organización Unión de Uniones.
En España producimos más de dos millones de toneladas de patata
pero consumimos unos tres
millones así que lo que falta para abastecer nuestro
mercado lo importamos de Francia. Este año «ha venido menos patata de fuera, la
superficie de producción en España ha bajado y además las condiciones
climáticas no han propiciado una buena cosecha», señala Ruiz.
Eso explica este incremento en el coste. Si hace dos años se pagaba al
agricultor entre tres y cinco céntimos por patata, el pasado verano éste
recibía alrededor de unos 35 céntimos, según el
experto. «Este precio es muy alto, casi excepcional», añade.
«La patata es un producto que
tiene dientes de sierra: si sobra hay que venderla y caen los precios. Cuando hay
escasez, que es lo que ha ocurrido este año, el coste se dispara»,
coincide.
Nacho Senovilla, responsable de Agricultura de la Unión de
Pequeños Agricultores (UPA). También incide en que la cosecha no ha sido buena
en Francia y esto ha contribuido al alza. «Hay menos producción y sobre todo se
ha importado menos».
Ambas organizaciones agrarias reconocen que en este último mes
sí han bajado por fin los precios. «En 15 días la patata ha pasado de valer 40
céntimos a 20 céntimos», explica Ruiz. «Esto ha coincidido precisamente con la
entrada de la patata francesa», apuntilla Senovilla.
Según este último, casi el 50% del producto que va a industria
(fritos, preparados...) se suele negociar con contratos. «La patata fresca, en
torno al
40%, es lo que fluctúa más, pero la industria y el sector
comercial han aprovechado para subirse al incremento», explica el experto, para
quien el problema de fondo es que «no hay una interprofesional que regule el
sector».
El aceite de oliva, otro ingrediente fundamental de la tortilla
española, también ha experimentado un importante incremento este último año (un
6,2% de subida en 12 meses), aunque a diferencia de la patata
«el sector está bien organizado y está abriendo mucho mercado fuera», explica
Senovilla.
En 2015 el coste del aceite de oliva escaló un 28% en comparación con el año anterior. Esto significa que el consumidor pagó una
media de 3,45 euros por un litro, frente a los 2,6 euros que desembolsaba en
2014.
«Estamos sacando mucho aceite fuera y esto hace que también se
incremento el precio aquí», justifica Senovilla. «Ahora se está vendiendo a
poco más de tres euros, aunque este año la cosecha será corta así que podría
subir de precio», dice.
Si los dos básicos de la tortilla cotizan al alza, el único
ingrediente que no se ha encarecido es el huevo. Su coste, por el contrario, ha
caído un 1,1% en 12 meses
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