Generación perdida. Con estas palabras describe el periódico alemán Die Zeit a los españoles menores de 35 años, la mayoría con estudios universitarios y pocas oportunidades de hallar trabajo.
El periodista Claus Hecking recoge varios testimonios de españoles que a pesar de contar con experiencia laboral y una alta preparación académica han tenido que volver a casa de sus padres porque no encuentran trabajo o, si consiguen uno, no les da el dinero para independizarse.
"Es un año de elecciones", escribe Hecking, y "ni siquiera ahora tienen una oportunidad" a pesar de que el Gobierno ha prometido una mejoría. El autor define a España como un país "atormentado" que tras siete años de "vacas flacas" acumula caídas de precios en el mercado inmobiliario, quiebras bancarias, la deuda del plan de rescate del sector financiero y las medidas de austeridad.
La estabilidad financiera
Die Zeit destaca que, aunque 41.000 millones han sido "devorados" para salvar a los grandes bancos del escándalo de Bankia, hoy "las instituciones financieras parecen ser razonablemente estables". El reportaje señala el contraste entre la visión de la coyuntura española fuera y dentro del país.
"En los mercados de capital, la crisis del euro para España parece haber terminado", dice, y subraya que creció un 1,4% el año pasado y que la prima de riesgo, un indicador de la confianza en la capacidad de pago del país, ha caído a niveles muy bajos.
"Los acreedores anónimos de Nueva York, Tokio o Londres confían de nuevo en el Gobierno de España, pero no la gente en su propio país". Según un estudio del CIS citado por el rotativo, el 85% de la población se fía poco o nada de su presidente, y sólo un 8 por ciento califican su trabajo como "bueno" o "muy bueno".
El descontento con los grandes partidos viene de la sensación de que "no hacen nada" para sacar al país de la miseria, lo cual hace "perder la esperanza a la clase media" mientras nueve de cada diez nuevos contratos duran en promedio 53 días.
En ese contexto, partidos como Podemos "hablan el idioma de las nuevas generaciones" y se presentan como una esperanza de cambio, pero suenan "demasiado populistas" y su corta trayectoria suscita desconfianza en muchos.
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