¡Claro que sirve! La filosofía no es un
lujo, sino una necesidad. A mí me paga el contribuyente alemán y debo serle
útil.
Séanos útil pues ahora, profesor.
Mi tarea es descubrirles los problemas
reales que las ideologías dominantes encubren.
Por ejemplo.
Imagínese que usted cobra muy poco...
En este país es fácil imaginarlo.
...Y se deprime, porque es deprimente
tener que vivir con sus padres a los 40 o no poder salir con los amigos por no
poder pagarse un café.
Les pasa a muchos conciudadanos.
Pues hoy la ideología dominante convierte
su problema en psicológico: le dirá que la causa de su desgracia no es el
sueldo, sino que usted es un depresivo y que vaya al psicólogo. Y que tome
pastillas e intente cambiar su actitud: sea proactivo, esfuércese; lea libros
de autoayuda.
Venden mucho.
Pero en realidad el problema no está en su
mente; está en su sueldo y en que le explotan y en el sistema que permite a una
casta dominante tener a la mitad de la juventud española en paro y a la otra
mitad condenada al subempleo.
Entonces mi depresión no es un problema
psicológico, sino laboral, social, político...
No vaya al psicólogo, vaya a un sindicato
o asóciese con otros subempleados: organícese, presione, haga política, en
suma. Y cambie ese sistema que le deprime a usted y a otros muchos.
Eso sin dejar de esforzarte para ser
mejor.
¿Quién y cómo juzga si es usted bueno o
malo? Esa es otra ideología que acaba decidiendo qué es un buen empleado. Si
usted no encaja en esa ideología, tratarán de convencerle de que es usted quien
tiene un problema. Nunca ellos.
Los que pagan miserias no lo tienen.
Quienes triunfan por suerte tienen la
ideología de que quienes no la han tenido y no han triunfado eran vagos o
inútiles o las dos cosas. Y esa es la otra pregunta que debemos responder los
filósofos: ¿a quién beneficia cada ideología?
Quien manda –dijo Marx– crea la
superestructura ideológica para cubrir la realidad.
Quien se beneficia de una situación
inventa ideologías para disimularla ante los perjudicados y poder mantenerla.
Nos explican muchos cuentos, y la mayoría los creemos, para justificar, por
ejemplo, que nos paguen mucho menos del valor que generamos al trabajar.
¿Por qué es tan fácil engañarnos?
Porque los humanos somos seres
esquizoides: somos animales, pero nos estamos contando continuamente el cuento
de que somos personas. Para ser humanos, necesitamos contarnos ese cuento que
sólo acaba al morir que es la conciencia. Pero no dejamos de ser animales.
¿Cómo nacen las ideologías?
Imagínese que usted se cree que es el
Papa. No es cierto, pero esa fantasía cambia su modo de ser. Esa mentira
acabará siendo cierta en parte.
Hay fantasías que existen.
En cambio, un árbol no se imagina que es
otra cosa. Ni un tigre puede creer que es un gato. ¿Lo ve? Los humanos somos
seres ideológicos, por eso, quien domina la ideología nos domina.
Nuestra vida no tiene más sentido que el
que le damos.
Y los animales no le dan ninguno. A
nosotros en cambio esa doblez nos permite creer y elaborar ideologías que
mezclan mucha mentira con alguna verdad. Fíjese en el racismo reciente.
¿Por la llegada de refugiados?
Los racistas repiten que a los musulmanes
no les gusta la democracia y que quieren destruirla. Y es cierto, pero sólo
para algunos musulmanes. La mayoría, en cambio, la aprecian, pero la ideología
racista toma la parte por el todo.
Error categorizado por la lógica clásica.
Es que no me invento nada. Sólo repito las
lecciones para razonar de Aristóteles, Platón y Hegel. Las aplico a las
ideologías dominantes y descubro su falacia y la realidad que encubren.
¿El dinero es una ideología?
La economía es una ideología y no una
ciencia. Por eso busca legitimarse con apariencias matemáticas y de respetable
neutralidad empírica y así aceptemos nuestra posición de inferioridad económica
como resultado de dinámicas naturales y científicas. Wall Street preconiza que
el dinero ya no depende de la materia.
¿Qué persiguen?
Que creamos que sólo ellos dominan esa
magia misteriosa. Pero la realidad es que el dinero necesita un referente material
para existir. Antes era oro y hoy es trabajo, bienes y servicios: esfuerzo y
sudor muy reales y materiales.
Si no pagas la hipoteca, pierdes la casa.
El dinero parecía existir ya sin
ladrillos, pero los ladrillos estaban allí y hubo que pagarlos.
¿Qué país maneja mejor las ideologías?
¡Hoy escuchamos cada día un cuento de paz
y prosperidad universal, pero hay una guerra...
¿La neoguerra fría de Putin ?
Esa es sólo una distracción de la
ideología que encubre el conflicto real, que es que EE.UU. y la UE hoy pugnan
por dominar el mundo.
Pues lo disimulan muy bien.
Google, Amazon, Facebook, Uber... eluden
nuestros impuestos tras arruinar a empresas europeas que sí los pagaban. Y la
UE lo consiente porque creemos esa ideología de aliados.
China también es una superpotencia.
Yo aprendí chino porque me lo creí hasta que fui a China y descubrí el
cuento: sólo es una fábrica donde los chinos trabajan como esclavos para
Occidente.
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