Beneficios boyantes, pero salarios menguantes. Son los
rasgos de la actual recuperación económica, que está beneficiando a unos pocos
e incrementando las desigualdades. Con el resultado de que la clase media es
cada vez más pequeña. Algunos datos, proporcionados por el último informe de
Oxfam Intermón que se presenta hoy en Barcelona, ayudan a entender el fenómeno,
que también será objeto de debate en el Foro Económico Mundial de Davos que
empieza mañana.
El buen momento que parece vivir la economía española no se
está repartiendo de forma equilibrada. La brecha social se ensancha. Entre el
2007 y el 2016, mientras que el 10% más pobre ha visto disminuir su
participación en la renta nacional en un 17%, el 10% más rico lo ha visto
incrementarse en un 5%.
La mayoría de los euros procedentes del crecimiento
económico, para los más pudientes
Si se observa la evolución desde el comienzo de la
recuperación (2015), se descubre que la mayoría de los euros procedentes del
crecimiento económico van a parar en los bolsillos de los más pudientes. Ellos
consiguen embolsarse cuatro veces más dinero que la franja más pobre de la
población. En el último año esta disparidad es todavía más visible: el 1% más
rico capturó el 40% de toda la riqueza creada; el 50% más pobre apenas el 7%.
“El reparto favorece esencialmente a ejecutivos y empresas,
a coste de la reducción del coste salarial”, denuncia Lara Contreras,
responsable de contenidos de Oxfam Intermón. Basta tener en cuenta una cifra
muy llamativa: los beneficios de las compañías en España crecieron en el 2016
un 200% respecto al año anterior mientras que el coste laboral por persona
trabajadora tuvo una variación negativa (-0,1%) y se mantiene estancado desde
el 2012.
Esta tendencia viene de lejos. Porque el boom de la economía
española y la mejora de la productividad de los últimos años se ha reflejado en
un incremento de ganancias y dividendos empresariales, mientras que las
retribuciones no han participado, en mismo grado, de la distribución del
pastel.
“El reparto favorece esencialmente a ejecutivos y empresas”
En efecto, la participación de los salarios en la renta
disponible bruta ha caído un 0,5% desde el año 2000 hasta el 2016. En cambio,
los dividendos han incrementado su participación un 60%. Esta divergencia
indica cómo las empresas (y sus accionistas) ya han olvidado la crisis, pero
los asalariados todavía se están lamiendo las heridas. La remuneración de los
trabajadores no ha recuperado todavía los niveles de aquel entonces. Sin
embargo los beneficios empresariales sí lo han hecho dos años antes y se
situaban, en el segundo trimestre del 2017, un 8,3% por encima de lo registrado
en el primer trimestre del 2009.
Las razones de este desajuste son múltiples. En la práctica,
desde el primer trimestre de 2012 la productividad por hora trabajada ha
crecido diez veces más que el salario promedio. Y allí está el problema. Los
sueldos están paralizados, ya que las compañías han optado por ganar
competitividad a base de un menor coste laboral. Externalización de los
servicios y trabajos precarios son moneda corriente. Algunos colectivos, como
mujeres y jóvenes, pagan la factura. El sueldo anual de un trabajador de 26
años hoy es un 33% inferior al del 2008, con un ascensor social bastante
estropeado.
Gabriel Zucman, profesor de la Universidad de Berkeley, se
pregunta si no habría llegado el momento de premiar el trabajo en lugar del
capital. La política fiscal está en el punto de mira, porque el sistema
redistributivo español es poco efectivo. En España, los impuestos y
transferencias reducen la desigualdad en un 30%, mientras que el promedio de la
UE se sitúa en el 40%. Por cierto, como muestra de todo ello, el 83% de la
recaudación fiscal en el 2016 provino del IVA, el IRPF y otros impuestos,
cuando el de sociedades aportó el 12% del total (10% menos que en el 2007).
Para que la recuperación sea más inclusiva, Lara Contreras
defiende “la mejora del salario mínimo y la vigilancia sobre la elusión fiscal
de las empresas”. Ah, hoy ya son 25 los multimillonarios españoles en la lista
de Forbes.
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