La sobrecualificación ahoga a España. Durante 2018, de todos
los graduados superiores del país que estaban trabajando, el 37,6% lo hacía en
puestos para los que no era necesaria la titulación adquirida. Es la cifra más
alta de toda la Unión Europea, que crece cinco décimas respecto al ejercicio
anterior (37,1%), alejando al país de la media del continente, que supera por
poco el 23%. Solo zonas como Chipre y Grecia –con un 35,6% y 33,9%
respectivamente– se quedan cerca de España, que se distancia a su vez de
lugares como Luxemburgo (8%) o Portugal, República Checa, Croacia, Hungría,
Dinamarca y Suecia, que se mueven entre el 14% y el 17%. Los datos los ofrece
la decimoquinta edición del Informe CYD, presentado este lunes en Madrid.
La demanda de puestos de alta cualificación, generalmente
realizada por los que son graduados superiores, suele exceder la oferta que
realizan las empresas, determinada en buena medida por la estructura productiva
de una economía y la situación coyuntural por la que atraviesa. El desajuste
producido implica, por un lado, la existencia de parados con estudios
superiores y, por el otro, de empleo no encajado, en el sentido de que personas
con un nivel superior de estudios acaban trabajando en puestos para los que no
se necesita un nivel de cualificación tan elevado, dando paso al fenómeno de la
sobretitulación.
El 37,6% de los graduados trabaja en puestos para los que no
hace falta título Pulsar para ampliar el gráfico
El ascenso español anual ha sido muy parecido al del resto
de los países del entorno, pero la situación de la que partía lo deja en una
situación de clara desventaja. Si se compara con Francia, Alemania, Reino Unido
e Italia, España es el único en el que menos de la mitad de los titulados
superiores (46,5%) que trabajan lo hacen como directores y gerentes técnicos
(en un 5,9%) o técnicos y profesionales científicos e intelectuales (en un
40,6%). En el resto de los territorios analizados estas dos categorías superan
el 50%, e incluso el 60% en el caso británico.
Donde España sí gana es en las tareas entendidas como
elementales y en los trabajos de restauración, ventas o servicios. El 14,7% de
los graduados trabaja en estas categorías, frente al 9,7% de media de la UE. Lo
mismo sucede en los puestos contables, administrativos y de oficina. La cifra
española se sitúa en el 13,6%, lejos del 8% de media europeo. Es necesario por
todo ello, explicó Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación CYD, buscar
soluciones a este desequilibrio, ya que hay muchos estudiantes que no ven
recompensado el esfuerzo de su formación.
Por un lado, continuó Martí Parellada, uno de los
coordinadores del informe, se deben tener en cuenta alternativas como las
prácticas curriculares en las empresas; una FP Dual universitaria, con
pasarelas sólidas entre el mundo de la FP y el de la universidad; o programas
de doctorados industriales, para promover que estos perfiles se dirijan también
al ámbito empresarial y no únicamente al académico. Por el otro, matiza,
también hay que pedir responsabilidades al modelo productivo y a las
oportunidades laborales que este ofrece, porque no todo depende de la
universidad. De hecho, insistió, “este es un tema que se está trabajando de
manera intensa en los campus”. No habría que olvidar tampoco , recordó, dotar a
las entidades educativas de más autonomía, presupuesto y flexibilidad para
poder encarar los cambios que vean necesarios. “Hay universidades con más de
30.000 alumnos. Eso es una multinacional. Se necesita capacidad de maniobra”,
señaló Francesc Solé.
La sobretitulación no solo lleva a que muchos graduados
trabajen en puestos entendidos como menores. También incide en sus tasas de
desempleo. En España, de hecho, la población con educación superior que se
mueve entre los 25 y los 69 años sufre unas tasas de paro del 8,9% (el doble
que la media de la UE), que ascienden al 14,9% si se considera solo a los
jóvenes menores de 30 años. Pese a ello, recordaron los expertos, “la tasa de
desempleo de los graduados es inferior a la del resto de la población activa.
También tienen más salarios y capacidad de promocionar en el trabajo”.
Así, los titulados superiores españoles de entre 25 y 64
años tenían durante 2018 una tasa de actividad un 10,3% superior a la del
conjunto de la población, una tasa de empleo un 17,4% más elevada y una tasa de
paro prácticamente un 40% más reducida. Por su parte, los ingresos de un
graduado superior en España doblaban a los de alguien que únicamente tenía
estudios obligatorios, una prima salarial superior a la que se daba en el
conjunto de la OCDE.
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