Corrección
salvaje. Ajuste de caballo, que han pagado los trabajadores. Es lo que
ha sucedido en España en los últimos cuatro años, que coinciden con el
mandato de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. La cifra es
contundente.
Con los puestos de trabajo perdidos, con la pérdida de población
activa, resignada, que ha provocado un descenso en la demanda de empleo,
y con una devaluación interna de salarios, sin manías, la masa salarial
en España entre 2011 y 2014, como apunta el economista José Carlos
Díez, ha descendido en 40.000 millones. Es la misma cifra, para entender
el asunto, que España deberá pagar por el rescate a la banca, por parte de las instituciones europeas.
Ese es el precio que está pagando la mayoría de la población
española, aunque el Gobierno insista en que el país ha salido de la
crisis, y ya está creciendo. Es cierto, pero por el camino se ha
incidido en un modelo de salarios bajos, apostando por los viejos
motores económicos, como el turismo –brillante, pero si va acompañado de
otros con mayor valor añadido—que no presagian un futuro prometedor.
La gran moderación
Se trata de la "gran moderación", como lo describe Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas. Los datos que aporta en sus estudios con concluyentes: "En términos acumulados el salario medio real es hoy poco más del 1% inferior al de 2007", pero ¡han transcurrido ya ocho años!
Se trata de la "gran moderación", como lo describe Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas. Los datos que aporta en sus estudios con concluyentes: "En términos acumulados el salario medio real es hoy poco más del 1% inferior al de 2007", pero ¡han transcurrido ya ocho años!
Según Laborda, el proceso de dura devaluación interna está prácticamente concluido, pero ha dejado en una situación de precariedad a una gran parte de los trabajadores españoles, como empleos –en el mejor de los casos—que les dejan en el umbral de la pobreza, como ha denunciado Cáritas.
José Carlos Díez, profesor en la Universidad de Alcalá de Henares,
asegura que el Gobierno implementó los ajustes en 2013, y desde entonces
"no ha hecho nada, y, además, sigue empeñado en bajar los impuestos",
sin acabar de atacar la reducción del déficit, y con un "problema muy
serio para que no se reduzcan aún más los ingresos en la Seguridad
Social, que vuelve a recurrir a la hucha para pagar pensiones".
Todos factores externos
El profesor Santiago Niño Becerra, que no hay manera de que le puedan convencer de que España ya crece con vigor, señala que las mejoras se han debido a factores externos. "El 'España vuelve a ir bien' ha sido un bluf basado en un crecimiento sesgado, armado en la precariedad laboral y ayudado por factores que no dependen de España, como unos tipos ridículamente bajos, un euro depreciado y un petróleo regalado. Y eso se está acabando: todo apunta que ya en el cuarto trimestre ese maravilloso crecimiento va a ser más lento".
El profesor Santiago Niño Becerra, que no hay manera de que le puedan convencer de que España ya crece con vigor, señala que las mejoras se han debido a factores externos. "El 'España vuelve a ir bien' ha sido un bluf basado en un crecimiento sesgado, armado en la precariedad laboral y ayudado por factores que no dependen de España, como unos tipos ridículamente bajos, un euro depreciado y un petróleo regalado. Y eso se está acabando: todo apunta que ya en el cuarto trimestre ese maravilloso crecimiento va a ser más lento".
¿Deberá reaccionar Bruselas?
Niño Becerra concluye que en 2015 no se ha querido hacer gran cosa, porque es año electoral, y que "parte del consumo privado que ha habido se ha producido porque la población deseaba soñar y creerse que España volvía a ir bien, pero una ficción no es eternamente mantenible".
Niño Becerra concluye que en 2015 no se ha querido hacer gran cosa, porque es año electoral, y que "parte del consumo privado que ha habido se ha producido porque la población deseaba soñar y creerse que España volvía a ir bien, pero una ficción no es eternamente mantenible".
La cuestión es que España y el conjunto de la Unión Europea se han
comprometido para alcanzar un déficit del 0% en el 2020. Niño Becerra
insiste en ello, y sostiene que "el país deberá reducir su déficit en
casi 45.000 millones de aquí al 2020, y el camino empezará con el
próximo Gobierno".
Crespo concluye que, al final, lo que ocurrirá es que, con esas
exigencias, y con el cambio en la economía global, "Bruselas modificará
los objetivos de déficit". Eso, sin embargo, todavía no ha ocurrido y el
próximo Ejecutivo español, el PP o el PSOE en coalición con otras
fuerzas políticas, como Ciudadanos, deberá asumir esos retos, con una
masa laboral exhausta.
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