
Pero lo que más encarece el carrito de la compra es el aceite, aunque frena su espiral alcista y pasa de crecer un 26,4% al 14,3%.
En el lado contrario, lo que más abarata la cesta es, aparte de la leche, el azúcar (-4,9%) y la carne de ovino (-3,7%).
Otra de las rúbricas (así es como identifica la estadística a los productos que componen la cesta de la compra básica) que registra diferencias llamativas respecto a hace un año es el pescado, que deja de encarecerse para iniciar un retroceso que le lleva a precios ligeramente en negativo.
Más allá de la alimentación, en este entorno de inflación negativa (en agosto cayó al -0,4% en tasa interanual) que vive la economía desde hace más de un año, el textil es lo que más se ha abaratado, con una caída media del 14,5%. La ropa de hombre y de mujer es lo que refleja un mayor descenso (-18,5%), seguido de los complementos y prendas para niño y bebé (-15% y -14,8%, respectivamente). El calzado es lo que menos ha bajado en la factura, con retrocesos en torno al 10%.
A nivel general, no es precisamente ni alimentación ni vestido lo que lastra la inflación, sino el transporte (-5,4%), por el abaratamiento de las gasolinas, y la vivienda (-1,9%), por el descenso de los precios de la electricidad, frente a la subida de un año antes. Dentro de esta partida, también destaca la baja del gasóleo para calefacción.
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