Los ojos secos pueden ser una simple molestia o convertirse
en un grave problema de salud. Aunque todavía no hay estudios que muestren que
esta enfermedad se ha incrementado en los últimos años, los médicos prevén que
los casos aumenten debido a factores ambientales y coyunturales. Desde
Laboratorios Quinton calculan que el síndrome del ojo seco afecta actualmente a
entre un 10% y un 25% de la población.
En función de la gravedad del problema, la solución pasa
desde una limpieza adecuada del ojo hasta tratamientos quirúrgicos importantes.
A medio camino entre una y otro se encuentran las lágrimas artificiales, con
varios niveles de especialización. La última moda, es crear concentrados
personalizados para cada paciente.
Las gotas humidificantes son la opción más básica, que se
puede adquirir en las farmacias. Algunas marcas han optado por vender
soluciones de agua de mar, que pueden aplicarse tanto dentro de los ojos como
en el párpado. También se elaboran a la medida. “Se trata de concentrados de
lágrimas que se hacen a partir de la sangre”, explica José Lamarca, facultativo
del Centro de Oftalmología Barraquer.
Todos los métodos sirven para mantener el ojo lubricado.
Aunque no siempre es necesario tirar de lágrimas artificiales en los casos más
leves, nunca está de más usarlas: “Nunca se abusa, no pueden ser
perjudiciales”, indica el doctor Lamarca.
Contaminación y pantallas
Un déficit de lubricación --lágrima débil, según los
técnicos-- puede acentuarse por varios factores y llegar a provocar lesiones en
la córnea. La contaminación y el llamado síndrome visual informático pueden
contribuir a aumentar la sequedad de los ojos. La empresa Indo, que distribuye
material para ópticos y oftalmólogos y vende lentes de contacto, estima que
pasar tres horas seguidas delante de una pantalla puede incrementar en un 90%
el riesgo de sufrir la enfermedad.
Para evitar que afecte el número de horas que uno pasa
delante de un ordenador o la televisión, desde Indo recomiendan seguir la regla
del 20-20-20. Esto es apartar la mirada a una distancia de 20 pies (seis
metros) durante 20 segundos cada 20 minutos. “El problema es que normalmente
estamos concentrados mirando las pantallas, por lo que parpadeamos mucho menos
y el ojo se seca de estar abierto”, indica el facultativo del Centro de
Oftalmología Barraquer.
Pero hay otros factores, como la vejez, explica Lamarca. Las
alteraciones hormonales, por ejemplo en las mujeres durante la menopausia, y el
reuma son otros factores que aumentan las probabilidades de sufrir de ojos
secos. Todo esto hace que las glandulas lagrimales pero también otras no
produzcan de forma adecuada la película lagrimal.
“La sensación de tener arenilla en los ojos puede indicar un
inicio de ojos secos y puede causar pequeñas heridas”, indica Lamarca. Entonces
ya es recomendable el uso de lágrimas artificiales, que pueden ir
especializándose hasta la personalización total.
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