En Barcelona hay una brecha socio económica de carácter territorial, de separación
de las condiciones de vida en los barrios, que la crisis iniciada en el 2008
agrandó. Y hay otra fractura que viene de mucho más lejos, que encuentra
coincidencias con la anterior, y que ni los tiempos de bonanza ni los de
recesión consiguen cerrar.
En la capital catalana, los hombres perciben, de
media, un salario un 22,8% superior al de las mujeres, o lo que es lo mismo, un
hombre gana 7.424 euros al año más que una mujer. Y lo que resulta más hiriente
y confirma la pervivencia de una profunda y absurda discriminación en función
del sexo: esa diferencia de retribuciones se da en todos los oficios, desde los
trabajadores de la industria hasta los de los servicios, en todas las edades y
en todas las categorías profesionales, desde los altos cargos directivos de una
empresa hasta los puestos de trabajo peor retribuidos y con menor calificación.
La realidad que todo el mundo sospechaba, pero pocas veces
se había analizado al detalle y en el ámbito de un municipio como Barcelona, se
confirma ahora gracias a las estadísticas salariales que ha desarrollado el
Gabinete Técnico de Programación del Ayuntamiento a partir de los datos obtenidos de la Muestra Continua de Vidas Laborales
(MCVL), que contiene y cruza la información anónima de la Seguridad Social, de
la Agencia Estatal Tributaria y del padrón municipal. El estudio compara los
datos del 2010 con los correspondientes al 2015 y traza la evolución de estos
seis años. Hoy, la consellera de Treball, Dolors Bassa, presentará el informe
La situació de desigualtat salarial a Catalunya entre homes i dones. Los
resultados del estudio hecho por la Generalitat certificarán que esta enorme
brecha es un mal generalizado.
El informe municipal revela que, en el periodo de tiempo
considerado, la brecha salarial entre hombres y mujeres se redujo ligeramente.
En términos reales el salario de los hombres disminuyó un 7,4% y el de las
mujeres “sólo” un 5,2%. Pero es que incluso esta nota de aparente justicia
social tiene una explicación poco agradable para los derechos de las mujeres:
“La reducción de la tasa de paro de los hombres, superior a la de las mujeres
–apunta el Gabinete Técnico de Programación del Ayuntamiento de Barcelona–,
refleja unas incorporaciones al mercado laboral con unos sueldos inferiores” a
los que se percibían en años anteriores. Y es que si bien en el 2010 la tasa de
paro de las barcelonesas era inferior a la de los hombres (14,9% y 17,2%,
respectivamente), en el 2015 la situación se había invertido (14,6% de paro
femenino y 13,3% masculino). Analizando otros datos más recientes, recién
salidos del horno, se observa que esa tendencia se mantiene en la actualidad. A
finales de enero de este año, había registrados en Barcelona 37.319 hombres
parados y un número superior de mujeres, 41.983, en la misma situación.
Los datos de que dispone el Ayuntamiento de Barcelona
revelan que las diferencias salariales se dan tanto en el sector laboral con
mejores sueldos, el de las empresas financieras y de seguros, como en el peor
pagado, el de la hostelería. En el primer caso, la retribución media de un
hombre es un 38% superior a la de una mujer. En el de la hostelería, las
trabajadoras perciben al año un 6,6% menos de ingresos brutos que sus
compañeros. Y la igualdad de se-xos es hoy por hoy una quimera si se comparan
los sueldos medios de un hombre y de una mujer del mismo grupo profesional. En
la categoría de los directivos, ingenieros y licenciados, la diferencia es del
29%. En la de los trabajadores menos calificados o menores de 18 años, un 18%
separa a los hombres de las mujeres.
El Ayuntamiento de Barcelona se plantea introducir algunas
cláusulas o incentivos para reducir esta brecha salarial entre hombres y
mujeres en la próxima aprobación del salario mínimo de ciudad, que el
Consistorio está negociando con entidades patronales, sindicatos y empresas.
Esta iniciativa, apoyada de forma muy mayoritaria por los grupos municipales,
pretende fijar un salario mínimo de referencia (en torno a los 1.000 euros)
teniendo en cuenta que el coste de la vida es superior en Barcelona al de otros
ámbitos territoriales. El Ayuntamiento confía en que muchas de las empresas de
la ciudad, incluidas las de mayor envergadura, se avengan a firmar este
compromiso. Precisamente, en la elaboración de la previsión de cuentas
municipales para este año, los técnicos del Ayuntamiento efectuaron un informe
sobre el impacto de género del presupuesto que incluía una aproximación a la
realidad salarial de hombres y mujeres en la propia administración local. Las
mujeres, que representan el 34,02% de la plantilla municipal, reciben el 32,66%
del gasto en el capítulo de personal.
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