«Trabaje cuatro días y cobre cinco». Este fue el lema que
durante dos meses (marzo y abril) vieron y probaron los 240 empleados de una
compañía neozelandesa, Perpetual Guardian, dedicada a la administración de
fideicomisos, testamentos y planificación patrimonial. Ahora, tras haber
analizado los datos, la conclusión es clara: el compromiso de los empleados
mejoró, los niveles de estrés bajaron y la productividad se mantuvo.
El fundador de la empresa propuso la idea para facilitar el
equilibrio entre la vida laboral y personal de sus empleados y ayudarlos a
concentrarse en el negocio mientras estuvieran en la oficina, informa «New
Zealand Herald». Además, propuso que un equipo de investigadores de la
Universidad de Auckland supervisara la prueba para analizar el impacto en la
plantilla.
Si antes de aplicar la reducción de la semana laboral, un
54% de los empleados estaba satisfecho con la relación existente entre su vida
laboral y privada, esa cifra aumentó al 78% durante la prueba. Además, los
niveles de estrés del personal disminuyeron en un 7% en general como resultado
de la prueba, mientras que la estimulación, el compromiso y una sensación de
empoderamiento en el trabajo mejoraron significativamente, con una satisfacción
general de vida que aumentó en un 5%.
La dedicación de los trabajadores pasó del 68 al 88 por
ciento; su estimulación pasó del 66 al 84 por ciento y su sensación de empoderamiento
subió del 68 al 86 por ciento.
«Lo que hemos visto es un aumento masivo en el compromiso y
la satisfacción del personal sobre el trabajo que realizan, un aumento masivo
en la intención del personal de continuar trabajando con la compañía y no hemos
visto una caída en la productividad», dijo Barnes.
Ahora el empresario llevará los resultados del ensayo a la
junta directiva para abrir un debate sobre cómo una semana de trabajo de cuatro
días podría implementarse a largo plazo en su compañía.
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