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martes, 14 de marzo de 2017

LOS SALARIOS SIGUEN BAJANDO RESPECTO AL PIB




Durante décadas, los salarios han mantenido una tendencia constante y dominante como parte del PIB en los países desarrollados. No obstante, en los últimos años se ha observado una pérdida de peso de las rentas del trabajo en beneficio de las rentas del capital, un giro brusco que ha logrado focalizar la atención de parte de las instituciones y expertos, por los preocupantes efectos que puede tener sobre la sociedad. Además, la caída de los salarios sobre el PIB resulta una evidencia más de la creciente desigualdad de rentas dentro de las economías avanzadas.

A partir de 1980, las rentas del trabajo iniciaron una tendencia descendente en los países desarrollados. En el caso de España, los salarios han pasado de representar el 67% del PIB (medido por el lado de la renta) hasta el 54% en 2015, un descenso de 13 puntos porcentuales que podría continuar. En otros países avanzados como Francia o Alemania, el descenso ha sido inferior, pero igualmente pronunciado, o como en el caso de Italia donde la caída del peso de los salarios ha sobrepasado la de España.

Esta forma de medición divide el PIB entre remuneración de asalariados (sueldos, salarios y las cotizaciones sociales), excedente bruto de explotación (alquileres, intereses, beneficios del empresario y rentas mixtas) e impuestos netos sobre la producción. Sin embargo, los datos empleados en el siguiente gráfico agregan las rentas mixtas (trabajadores por cuenta ajena o autónomos) a la remuneración total de los asalariados, para analizar con mayor detalle la evolución de los salarios sobre el PIB

En el trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) 'La Participación del Trabajo en las Economías del G20', se destaca que " la tendencia a la baja de las rentas del trabajo puede tener consecuencias negativas importantes. Por ejemplo, las mejoras a nivel macro económico podrían no trasladarse en incrementos de los ingresos reales de los hogares".

Por otro lado, los datos muestran que esta tendencia termina afectando al bienestar de las sociedades. Un peso cada vez mayor de las rentas del capital sobre el PIB suele estar directamente relacionado con una mayor desigualdad en la distribución de la renta, como ha mostrado el economista francés Thomas Piketty en su obra 'El Capital en el Siglo XXI.

La menor fuerza de los salarios también ha evidenciado tener consecuencias políticas relevantes. Como destaca el informe de la OCDE, esta situación puede obstaculizar la implantación de políticas pro-mercado y en favor de la globalización económica.

Por último, pero no menos importante, el menor peso de los salarios puede afectar al crecimiento a través de un menor consumo de los hogares y una menor inversión por parte del sector privado.

Por qué caen las rentas salariales

Desde el Banco de España, en un trabajo publicado en 2012 pero que analiza la caída de la participación de las rentas del trabajo en el PIB desde 1980, destacan que el mayor crecimiento de los servicios financieros y servicios profesionales a empresas dentro del sector terciario puede tener parte de la culpa, puesto que en ese tipo de tareas la intensidad del uso del trabajo es inferior a la media de la economía, incluso menor que en la industria.


No obstante, para el caso particular de España, estos expertos aducen que "el trabajo no cualificado ha sido sustituido tanto por capital como por trabajo cualificado, lo que ha intensificado la caída de la participación de las rentas del trabajo". Aunque es cierto que el trabajo cualificado obtiene una remuneración mayor, esta no ha sido suficiente para compensar la caída de los salarios de los trabajadores menos cualificados, por lo que de forma agregada se ha producido un descenso de las rentas del trabajo como parte del PIB.

Por otro lado, los accionistas han ido ganando poder respecto a los trabajadores. Las empresas se ven obligadas de cierto modo a priorizar la generación de valor para el accionista, lo que ha contribuido a que los pagos por dividendo hayan crecido drásticamente en las últimas décadas. El beneficio distribuido o pago por dividendos se encuadra dentro de las rentas del capital, y obviamente todo beneficio distribuido es dinero que no se dedica a la inversión 'real' para abrir nuevas plantas, mejorar los bienes producidos o contratar nuevos trabajadores.

Por último, tanto el trabajo de la OCDE como el de la OIT coinciden en señalar a la globalización como otro de los fenómenos que está restando presencia a los salarios respecto al PIB en los países avanzados. La globalización ha intensificado la competencia dentro del factor trabajo (trabajadores) con la entrada de países con mano de obra abundante, como China o India.

Por tanto, la mayor conexión entre las economías del mundo ha podido moderar sustancialmente los salarios a nivel agregado en los países desarrollados, mientras que a la vez podría haber jugado a favor del capital y de los trabajadores más cualificados.


Todos estos factores están contribuyendo al descenso de la participación de las rentas salariales en el PIB. El trabajo tiene cada vez menor transcendencia dentro del proceso productivo y esto desemboca en una caída relativa de la remuneración de ese factor de producción frente a otros. El dominio de los salarios en el PIB está cerca de llegar a su fin, ahora la cuestión es dónde encontrará suelo esta tendencia.

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