Amazon desató hace dos viernes un tsunami en la industria de
la distribución al anunciar la compra de Whole Foods por 13.400 millones de
dólares. El titán del comercio electrónico aún no ha abierto la boca para
contar qué planea hacer con las 431 tiendas que tiene esta cadena, pero sus
rivales ya temen sus efectos a ambos lados del Atlántico. ¿Es para tanto?
Parece que sí, o eso hace pensar solo el hecho de que las principales cadenas
de distribución norteamericanas perdieran conjuntamente 22.000 millones de valoración
bursátil tras el anuncio.
“Amazon no va a eliminar las líneas de caja, despedir a
todos los cajeros y sustituirlos con algoritmos, al menos por ahora. Pero es
evidente que se esperan medidas inmediatas que inyecten eficiencia en una
cadena de supermercado que parecía muy necesitada de ella, además de plantearse
todo tipo de sinergias entre el mundo online y el offline”, señala en su blog
Enrique Dans, profesor del IE Business School. Y ahí parece estar la clave.
Este experto asegura que si Amazon ofrece a Whole Foods un
sistema de logística eficiente y se dedica a potenciar con ello Amazon Fresh,
gracias a que la compra de la cadena sitúa uno de sus establecimientos a menos
de cinco kilómetros de un tercio de los hogares norteamericanos con ingresos de
más de 100.000 dólares, el impulso que puede dar a su marca es brutal. “Más si
a ello se une el hecho de que su programa de fidelización, Amazon Prime, está
presente en nada menos que el 64% de todos los hogares norteamericanos”.
Los analistas coinciden en que esta adquisición –la mayor de
la historia de la compañía– muestra la ambición de Amazon, un gigante
tecnológico, que arrancó como una librería en la red en 1994, y cuyas acciones
se han revalorizado un 51.155% desde su salida a bolsa en mayo de 1997.
"Amazon será, como sus competidores digitales, una
gigantesca corporación holding multisectorial y planetaria"
“Hasta ahora, Amazon ha pulverizado la frontera del precio y
la de la rapidez de entrega, y ahora está en la siguiente frontera, la de la
omnicanalidad. Y esta no es solo la capacidad de comprar online o en tienda
física, sino la de mezclar ambos conceptos ya sea en una tienda física en la
que el móvil es la herramienta de compra o en una tienda digital en el que la
última milla se hace a través de una tienda física”, explica Nacho de Pinedo,
consejero delegado de ISDI.
“Simplemente con que Amazon decida utilizar los
establecimientos de Whole Foods como puntos de recogida, o sus tejados como
base para la salida de drones, ya habrá introducido sinergias capaces de
endulzar una adquisición como esta”, continúa Dans, quien ve más que probable
que el gigante estadounidense adquiera otras cadenas de supermercados en otros
países.
Y es que, asegura, que si Amazon aprende a gestionar bien una cadena de
tiendas físicas y la enriquece adecuadamente con las sinergias de su imperio en
la red, la operación de Whole Foods marcaría el inicio de la carrera de la
compañía por hacerse con el mundo físico, algo que podría afectar no solo a la
gran distribución, sino también a establecimientos de otro tipo.
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