No tienen contratos a jornada completa, pero cada vez
trabajan más horas extra. En 2008 los empleados a tiempo parcial hacían al mes
una media de 0,2 horas de más, según el INE, es decir, 12 minutos. A comienzos
de este año, ese tiempo es de 33 minutos, apenas 5,4 minutos menos que quienes
tienen una jornada completa. En España, donde la mayor parte de quienes
trabajan a media jornada querían hacerlo ocho horas al día, estos números
suponen un “claro indicador” de precariedad, apuntan los expertos.
Una de las características que diferencian al mercado
laboral español de otros es que muchos de los empleados a tiempo parcial desean
trabajar más horas. Y parece que lo están consiguiendo, pero no a base de
contratos con jornadas más largas, sino con horas extra. A comienzos de año,
cada uno de estos ocupados trabajaba al mes una media de 0,52 horas por encima de
lo pactado, según la última encuesta trimestral de coste laboral publicada, o
0,55 si se toma el dato anualizado y no trimestral.
En la misma serie se aprecia, en cambio, una tendencia
contraria en quienes sí que cuentan con contratos a tiempo completa. Hace nueve
años, estos empleados trabajaban una media de 0,84 horas (50,4 minutos) al mes
por encima de su jornada laboral. Ahora lo hacen 0,62 horas (38,4 minutos).
“Esa es una evolución lógica por la crisis”, explica Carlos Martín, director
del gabinete económico de CC OO, “cuando las cosas van mal los que tienen
empleo, trabajan más horas y cuando llega la recuperación esta situación se
revierte. Pero eso no está sucediendo con quienes trabajan a jornada parcial.
Es lo contrario”.
Tanto para unos trabajadores como para otros, la cifra puede
parecer baja. No obstante, hay que tener presente que un dato medio que divide
el número total de horas entre todos los ocupados de cada colectivo, trabajen
por encima de lo pactado o no. Sin embargo, sí que muestra una tendencia
evidente hacia la convergencia de las horas extra trabajadas de media por unos y
otros.
El aumento de las extra trabajadas entre los empleados a
media jornada se dio sobre todo en 2014, justo después del cambio legal que
hubo a finales de 2013. En diciembre de ese año se facilitó la posibilidad de
que los empleados a tiempo parcial trabjaran por encima de lo que recoge el
contrato, con ello se atendía en parte una vieja reclamación empresarial para
hacer más atractivo este tipo de empleo. Aunque en aquel decreto, como en el
estatuto de los trabajadores, no se habla de horas extraordinarias. Si se usa
esta denominación, están prohibidas para quienes trabajan a media jornada,
salvo causas de fuerza mayor (incendios).
"Horas complementarias", no extraordinarias
Pero eso no quiere decir que estos empleados no pueda por
encima de las horas para las que se les ha contratado. Ahora, entonces las
normas recurren a un eufemismo, les llaman desde que se crearon en los años
noventa “horas complementarias”.
El cambio de hace más de tres años las dividió en dos tipos:
unas son “las pactadas” y las otras, “las voluntarias”, utilizando las palabras
de la norma. Justo entonces se da el salto: se pasa de una media anual de 0,2
horas al mes a más de 0,4 horas justo un año después. Y luego no ha dejado de
subir. “Esto demuestra un cambio en la gestión empresarial de la mano de obra,
acentuando la flexibilidad horaria sobre los trabajadores a tiempo parcial”,
apunta Jesús Cruz Villalón, catedrático de Derecho Laboral de la Universidad de
Sevilla.
“Ese dato es un nuevo y claro indicador de precariedad en el
mercado laboral español”, señala José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Economía
en la Universidad de Complutense, “como también lo son los contratos de
cortísima duración, que cada vez pesan más”. Este economista reflexiona sobre
la dificultad de poder conciliar la vida laboral y familiar con horas extra,
aunque pone una cautela a la hora de analizar los datos: la serie estadística
comienza en 2008 y, por tanto, todo el periodo visto se enmarca en periodo de
crisis o recuperación, no durante un crecimiento prolongado.
También María Ramos, investigadora de la Universidad Carlos
III, subraya la misma cautela. Aunque, al mismo tiempo, observa el alto nivel
de trabajadores a tiempo parcial que en España querría trabajar a jornada
completa, “seis de cada 10 trabajadores”, de los más altos que en otros países
de la Unión Europea (Grecia, Italia o Chipre están por encima). “En este
contexto se entiende que los empleadores, si pueden hacerlo, recurran a las
horas extra a tiempo parcial: a ellos les conviene esta figura y los
trabajadores quieren y necesitan trabajar más horas para tener más ingresos”.
Este último argumento también lo destaca Martín, de CC OO.
Él, al igual que los demás expertos consultados, apunta a la evidencia de que
estos números “son un claro síntoma”, otro, “de precariedad”.
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