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lunes, 24 de julio de 2017

DISCRIMINACION EN LA SELECCION DE PERSONAL



Hace años que las principales orquestas de Estados Unidos, preocupadas por el escaso número de mujeres que tenían entre sus músicos, comenzaron a hacer audiciones a ciegas. Los candidatos tocaban detrás de un biombo y hasta pisaban una alfombra para que la persona encargada de realizar la selección no pudiera identificar el sexo de los aspirantes. El objetivo no era otro que conseguir una plantilla más igualada entre hombres y mujeres, y muchas de ellas lo consiguieron.

Es el mismo reto que se persigue con el currículo ciego, una practica que en Estados Unidos, donde está prohibido incluir la fotografía y donde el informe debe estar centrado en la educación, la experiencia y en los objetivos profesionales, en las fortalezas, habilidades y competencias, lleva tiempo aplicándose. 

En países como Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Suecia o Finlandia también existe esta iniciativa y esta semana España, a través del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ha dado el primer paso para adherirse a esta practica. El protocolo recoge inicialmente el compromiso de un total de 78 empresas, entre las que se encuentran Banco Santander, Gamesa, KPMG, así como instituciones públicas como el ayuntamiento de Alcorcón o la Universidad Politécnica de Valencia. Todas se adhieren a un programa para desarrollar el currículo ciego. 

La iniciativa está consiguiendo que haya más compañías interesadas en adherirse a la iniciativa, con el fin de elaborar grupos de trabajo entre las compañías para analizar cómo se puede desarrollar ese expediente académico y profesional ciego en función de las características y procesos de selección con los que operan.

En algunos sectores, sí es necesario conocer en profundidad ciertos datos personales de los profesionales que en otros desempeños resultan banales, “como puede ser la estatura de los candidatos en el caso de un proceso de selección de azafatos movido por cualquier aerolínea”. Pero estos detalles, reconoce, bien pueden valorarse en las fases posteriores de las entrevistas de trabajo, por lo que la iniciativa del currículo ciego, a pesar de sus limitaciones lógicas, es una buena iniciativa.

Es una medida importante, pero si no se complementa con otras iniciativas, la discriminación puede llegar en la segunda fase de la entrevista

“Va a ayudar a mejorar, sobre todo, el momento de la primera criba, esa que se realiza únicamente basándose en el currículo, sin ni siquiera hablar o conocer al candidato”, explica Rodríguez. 

En estas situaciones muchas veces existe una discriminación predeterminada por parte de las empresas, cuenta, enfocada a ciertos colectivos de profesionales, como mujeres o adultos que superan una cantidad concreta de años. “En algunos casos además, para acelerar y hacer más ágiles los procesos, esta primera criba la lleva a cabo una máquina o programa informático, que siguiendo los patrones dictados, rechaza a unos aspirantes o a otros”. Con el currículo a ciegas, estas cuestiones desaparecerán. La medida también ayudará a destacar el talento de los aspirantes, “que muchas veces es una capacidad natural de cada uno que suele puede verse en el cara a cara, no a través de un papel”.
  

No obstante, pese a todos los beneficios de esta medida, reconoce Rodríguez, hay una pata que cojea. Para que la iniciativa sea realmente eficaz, debe complementarse con otros puntos a lo largo de todo el proceso de selección. De lo contrario se corre el riesgo de que todo lo logrado en la primera fase quede en balde. “Hay que reconocer que este paso es un cambio importante, pero si no se dilata con otras decisiones, todos los candidatos que habrían sido rechazados en la primera criba, serán descartados en la segunda”.

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