Ni la velada presión que ejerció el Gobierno a comienzos de
julio para que se cerrara el acuerdo antes de agosto sirvió de acicate para
alcanzar el consenso. Por segunda vez desde que en 2001 comenzaran a negociarse
pactos de esta naturaleza patronal y sindicatos han sido incapaces de cerrar un
pacto de incremento de salarios.
La última oferta planteada este martes por la patronal, con
una horquilla que oscilaba entre el 1,2% y el 2% más un 0,5% adicional en
función de parámetros como la productividad o el absentismo, no logró el efecto
esperado de acercar posturas. Los sindicatos mantuvieron hasta el final su
propuesta de fijar la mejora de los sueldos entre un mínimo del 1,8% y un 3%.
Pero además, más allá de las cifras, las organizaciones sindicales se mostraron
inflexibles sobre su exigencia de incluir la clásula de revisión salarial, con
el objeto de garantizar que los trabajadores no perdieran poder adquisitivo.
Ese ha sido, tal y como admiten ambas partes, el escollo
insalvable de la negociación. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, dio
este miércoles por “muerto” el pacto y en un comunicado conjunto posterior
ambos sindicatos acusaron a la patronal de “negar el acuerdo”, de empezar “sin
ganas la negociación y acabarla sin ninguna”, así como de mostrar una actitud
“irresponsable”. Por ello, auguran que la negociación colectiva se enfrenta a
un “otoño difícil”.
La patronal, por su parte, no quiso añadir ningún comentario
a las consideraciones incluidas en el documento remitido el martes, en el que
modificó por última vez su oferta y admitió que si los sindicatos volvían a
rechazar su planteamiento, no habría pacto.
Por su parte, los sindicatos aseguraron que “CEOE y Cepyme
han negado el acuerdo (...) La patronal acudió tarde y mal al inicio de la
negociación, desapareció durante un largo periodo y en la parte final de la
misma demostró poco interés y ninguna voluntad de un acuerdo salarial”, subrayó
el comunicado.
Sobre el escenario que se abre a partir de ahora, UGT y CC
OO reconocieron que el proceso de diálogo social abierto sobre temas tan
cruciales como la formación, la reforma de los servicios públicos de empleo o
el incremento de la calidad en la contratación queda devaluado y”se asesta un
duro golpe a la credibilidad de sus interlocutores”. Así, los sindicatos
lamentaron que las organizaciones empresariales hayan sido “incapaces” de
reconocer la necesidad de trasladar a las rentas salariales la recuperación.
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