Pasado o futuro: tú decides. Vota. Los derechos y las
libertades están en juego. Este fue el título del acto celebrado este jueves en
el Círculo de Bellas Artes, en Madrid, y en el que participaron personalidades
del mundo de la cultura y el periodismo, como la escritora Almudena Grandes; el
adjunto a la dirección de El País Joaquín Estefanía; la cantante Rosa León; la
periodista y escritora Cristina Fallarás; la cantante y actriz Soleá Morente;
el cómico Pepe Viyuela; la cantante Aurora Beltrán; el escritor Luisgé Martín;
el poeta, escritor y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; el
director editorial de infoLibre, Jesús Maraña; y los secretarios generales de
CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, respectivamente. Moderó el acto la
economista y actriz Marta Flich, que fue planteando distintas preguntas a los
invitados.
El denominador común de las intervenciones fue la petición de acudir a las urnas el
próximo 28 de abril. Si no se hace, dijeron los presentes, se pondrá en peligro
la sanidad, la educación y la protección social. "Hay que votar, hay que
participar, porque nos jugamos mucho", dijo Unai Sordo. Además, recordó
que, por parte de la derecha, "se están lanzando mensajes, discursos que
cuestionan los derechos de la ciudadanía, la convivencia, el respecto a la
igualdad de hombres y mujeres o la validez del sistema público de
pensiones".
El mensaje resonó por parte de todos los presentes. Por
ejemplo, en boca de García Montero, que defendió que hay que convertirse
"en agentes motivadores del voto" para la gente de la España real, la
progresista. "Tenemos que salir a la calle y convencer a los que tenemos
alrededor de que es muy importante votar el día 28, porque la palabra la tiene
que tomar la España real, no la España virtual y reaccionaria", subrayó.
"Nos jugamos el modelo de país en el que vamos a
vivir", destacó por su parte la escritora Almudena Grandes, que advirtió
de que el "progreso no es una línea recta, que las conquistas sociales se
pueden perder", por lo que hay que votar a la izquierda frente a los que
quieren "acabar con derechos y libertades".
El periodista de El País Joaquín Estefanía argumentó la
necesidad de votar teniendo en cuenta todos los retrocesos y recortes que se
han producido desde el estallido de la crisis financiera de 2008, y la pérdida
de derechos colectivos e individuales de los trabajadores.
Cristina Fallarás puso el foco en la lucha por la igualdad,
las reivindicaciones feministas y el peligro de involución ante los
planteamientos que se escuchan por parte de la derecha sobre violencia de
género y ese "orgullo machista que están desplegando sin ningún
rubor".
Sobre los riesgos para la democracia que suponen "la
desinformación, la política espectáculo pero también el periodismo-espectáculo"
habló Jesús Maraña, advirtiendo que "las llamadas noticias falsas son un
oxímoron: si algo es noticia no puede ser falso, y si es falso no debe ser
noticia", para concluir que el 28-A "se plantea una confrontación no
sólo entre izquierdas y derechas, sino entre democracia y otra cosa que no
sabemos a qué punto de regresión nos conduciría, pero podemos imaginarlo
observando lo que ya ocurre en otros países como Brasil, Hungría, Italia,
etc".
Un acto similar se celebró este martes en Sevilla. Los
sindicatos CCOO y UGT, Facua (consumidores), COAG, UPA (ambos de agricultores),
Fudepa (cooperación), Faecta (cooperativas), Laborales de Andalucía, Plataforma
8M, Jueces para la Democracia y personalidades de la cultura, la justicia, el
periodismo, la ciencia y la universidad participaron en un acto sin siglas de
partidos para llamar al voto. Un regreso sin pancartas a la zona cero de la
abstención progresista.
La abstención de votantes habituales de izquierda se
considera una de las principales causas que propiciaron el pacto tripartito de
la derecha y extrema derecha para acceder al poder en Andalucía, tras las
elecciones autonómicas de diciembre. Amplios sectores progresistas y de
izquierdas creen que ha llegado al momento de lanzar un mensaje: la
desmovilización mató a la izquierda en Andalucía y no puede –o no debe, desde
su óptica– volver a producirse, porque hay demasiado en juego.
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