La recuperación económica que ha permitido reducir el paro
en el 80% de las regiones europeas no ha acabado con la brecha entre en el
norte desarrollado y un sur con altas tasas de paro. Las políticas redistributivas de la UE tampoco han conseguido cerrar
esas enormes diferencias dentro de los propios países. Los datos de Eurostast
muestran que en Europa se oscila desde el pleno empleo hasta tasas de paro del
35%.
En una lista de 280, Catalunya ocupa el número 39 de
regiones europeas con más paro con una tasa del 11,5%. Aunque está por debajo
de la media española (15,3%) hay más de 200 regiones en el continente con menor
paro.
Raymond Torres, director de coyuntura y economía
internacional de Funcas, destaca que “persisten las diferencias en el
continente pero también dentro de los países”.
Pedro Aznar, profesor de economía de Esade, relata que en
esos casos de España y de Italia, las altas tasas de paro son la consecuencia
de las desigualdades en el PIB per capita de las diferentes regiones. En
España, el PIB per capital lo lideran Madrid, las comunidades forales y
Catalunya que son donde el desempleo es menor. “Una explicación es por las
diferentes tipos de actividad económicas”, añade Sanz ya que son las regiones
que tienen un perfil más industrial y tecnológico.
Las secretaria de políticas sociales, empleo y seguridad
social de UGT, Mari Carmen Barrera, reflexiona que “el reparto coincide con las
fases de desarrollo: las regiones del norte han estado más desarrolladas en la
industria en los últimos años mientras las zonas del sur tienen una historia
relacionada con los servicios de bajo valor añadido. El patrón de españa se
repite en otros países como Italia”.
Raymond Torres añade que “es muy difícil salir de ese
círculo y no existen las recetas mágicas”. Una opción es “fomentar la movilidad
de población de unas regiones a otras en las que el paro sea más elevado”.
Aunque a juicio del economista la opción más atractiva sería la de “mover el
capital” hacia las zonas con paro. “Atraer la inversión a las zonas más pobres
sería la mejor opción pero no es fácil”, insiste el economista de Funcas.
Aznar añade que otro elemento para cambiar la tendencia es
que las administraciones públicas puedan fomentar un mayor acceso a la vivienda
para facilitar la movilidad y que también puedan ponerse en marcha medidas para
compensar el menor PIB per cápita en la zonas menos desarrolladas.
Barrera asevera que “en España desde que comenzó la crisis
las políticas activas de empleo brillan por su ausencia: como ejemplo tenemos
que el millón de desempleados de la construcción a los que no se les ha hecho
ninguna formación”. La sindicalista es muy crítica con la distribución de los
fondo europeos pues la estadística de paro muestra que no han reequilibrado el
continente.
En el caso de España, Torres destaca el papel de Galicia
donde se ha conseguido reducir el desempleo hasta dejarlo en una tasa del 13%.
En el caso de Catalunya, la comunidad está muy lejos en términos de empleo de
las regiones más avanzadas de Europa. “Tiene un efecto país y de la crisis que
ha habido en España y por el efecto de la crisis que ha sufrido la propia
Catalunya”, explica Torres.
Cuando se analiza el paro juvenil (personas de entre 15 y 24
años) las diferencias son aún mayores ya que oscilan entre el 4% de Alta
Baviera en Alemania y el 66% de la ciudad autónoma de Melilla.
En cuanto a los parados de largo duración. la tasa de paro
supera el 70% en Grecia.
Andalucía y Extremadura repiten un año más en el top ten de
las regiones europeas con mayor tasa de desempleo entre 15 y 74 años.
Extremadura se sitúa en el séptimo lugar con el 23,7% y Andalucía en el noveno,
con el 23%. A pesar de ser dos regiones habituales en este índice, han mejorado
sus posiciones con respecto al 2017, cuando ocupaban la cuarta y sexta
posición, respectivamente.
Los nuevos responsables de la Junta esperan que Andalucía
pueda abandonar este año una lista que encabezó en solitario en el año 2013, y
cuya posición ha ido mejorando paulatinamente. Las perspectivas son optimistas,
dado que la comunidad lideró en el 2018 la caída del paro en España, con
126.200 desempleados menos, y la creación de empleo con 118.600 ocupados más,
según la EPA. No se puede decir lo mismo de Extremadura, cuya recuperación es
mucho más lenta.
En el punto más duro de la crisis económica, segundo
trimestre del 2013, el desempleo en Andalucía alcanzó una tasa del 35,6, la
región europea con peor dato. La economía se ve lastrada por la debilidad del
tejido empresarial, constituido por pequeñas y medianas empresas de las que más
de la mitad no tienen empleados y únicamente 493 ocupaban a más de 200
trabajadores con datos del 2017. A ello se añade una movilidad laboral muy
baja, la alta protección al desempleo, sobre todo en el medio rural, que
desincentiva la búsqueda y la elevada presión fiscal.
Extremadura participa de los mismos defectos de Andalucía, a
los que hay que añadir su baja densidad de población, su escaso tirón turístico
y una deficiente formación.
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