La ciudad de Barcelona se acerca a una nueva oleada de paros
de su principal medio de transporte público, el metro.
A 12 días de la primera
jornada convocada, los responsables de gestionar el conflicto laboral lamentan
la falta de diálogo entre las partes para evitar una huelga que se repetirá
todos los lunes en turnos de mañana, tarde y noche.
Coincidirán con las horas de mayor afluencia y, al ser paros
del servicio puntuales, tendrán un impacto limitado en las retribuciones de los
trabajadores. Podrán mantenerse en el tiempo.
Culminará de esta forma un desencuentro entre los implicados
que se arrastra desde hace más de un año. La dirección de Transports
Metropolitans de Barcelona (TMB) y el comité de empresa del suburbano no se
entiende ni tienen ninguna sintonía. Además, desde que se convocó la huelga parcial
no se han vuelto a sentar, tal y como constatan los trabajadores del servicio.
No hay convocatorias de la mesa en la que se discute el
convenio ni se espera agendarlas en breve. Los implicados aseguran que se acaba
el tiempo para evitar la protesta. Tampoco se ha hecho ningún gesto desde plaza
Sant Jaume, sede del Ayuntamiento de Barcelona, para desbloquear la situación.
El entorno de los implicados mantiene que la enésima torpeza
en la gestión del conflicto ha avivado una reivindicación que mostraba síntomas
de agotamiento. Piden gestos también en clave política, aunque sean discretos,
para intentar avanzar.
Los portavoces de TMB aseguran que el próximo espacio de
diálogo que se ha habilitado para este fin es la mediación de huelga que ha
convocado el departamento de Trabajo de la Generalitat el próximo 19 de abril.
Mantienen que en esa reunión se hablará tanto de la definición de los servicios
mínimos como de los “temas de fondo de la cuestión”. Aunque otras fuentes no oficiales
de la empresa pública dudan que así sea.
“Hasta la fecha, estos encuentros solo han servido para
garantizar los servicios esenciales”, indican. El Gobierno catalán se ha
mantenido al margen del conflicto y no se espera un cambio en este sentido.
Cunde el temor de que los paros se eternicen. Se achaca a
una presunta falta de voluntad de solucionar el conflicto laboral y los
afectados reclaman un cambio de signo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario