Sistemas sofisticados de alarmas,
cámaras de vigilancia, etiquetas inteligentes que dejan rastro de la
trazabilidad de los artículos, vigilantes in situ uniformados o emboscados como
un cliente más. Todo es poco para evitar acciones como la que en 2011 protagonizó
la ya expresidenta de la Comunidad de Madrid dejando caer en su bolso, por erro
dos botes de crema cosmética regeneradora.
En el caso de Cifuentes la
vigilancia preventiva funcionó y en este caso Eroski evitó las pérdidas que le
hubiese ocasionado su ‘involuntaria’ acción. Sin embargo la distribución
organizada no siempre logra este nivel de éxito que logro con la ya expresidenta
de la Comunidad de Madrid.
Según los últimos estudios, las
empresas españolas de distribución perdieron 1.800 millones de euros en 2017
como consecuencia de la denominada pérdida desconocida, un índice que se sitúa
en el 0.82% del total de ventas.
La distribución organizada y en
concreto la asociación Aecoc, entiende el conpeto de la pérdida desconocida
como la diferencia entre el inventario teórico y el real del stock, pero su
origen no solo puede adjudicarse al mero hurto o al robo. En 2015 se cuantificó
que en un 61% de los casos se debe al hurto externo, un 23% al hurto interno y
en un 16% debido a errores administrativos.
Según los datos de un estudio que
anualmente realiza la Asociación sectorial AECOC en colaboración con la
consultora y auditora EY, los productos más afectados por el hurto son aquellos
que se venden fácilmente en mercados paralelos como las bebidas alcohólicas,
conservas, productos de maquillaje, maquinillas de afeitar o accesorios para
telefonía.
El informe del año pasado aseguró
que casi el 60% de las pérdidas correspondieron a hurtos externos, frente al
22% de los internos. El informe pone de evidencia la caída de los hurtos (81%
de la pérdida desconocida frente a 84% de 2015) y un crecimiento de tres puntos
en los errores de gestión, que hace referencia a fallos como la anotación de
ventas con precios erróneos o la no contabilización de mermas por
obsolescencia.
En lo que se refiere a productos,
los distribuidores sitúan a las bebidas alcohólicas y los productos ibéricos
son los más hurtados en alimentación. En cosmética son las cremas, los
maquillajes y los perfumes. En textil, las camisetas y camisas; en ferretería,
el material eléctrico y de iluminación, y en electrónica, las consolas y los
accesorios.
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