Tan solo hay que
pasar por las oficinas de Caixabank para ver un ambiente enrarecido entre los trabajadores,
que se ha plasmado en las reuniones previas a las negociaciones del ERE en el
que la entidad catalana quiere reducir su plantilla en 2.157 empleados
La dirección y los sindicatos de CaixaBank inician hoy la
negociación formal de su Expediente de Regulación de Empleo (ERE). La negociación se pone en marcha después de
que se haya agotado sin avances un ciclo de reuniones informales entre empresa
y representantes de los trabajadores y en un clima de crispación que crece a
medida que se acerca la fecha definitiva en la que se conocerá el volumen total
de salidas (si serán los 2.157 que la empresa ha señalado o menos) y,
especialmente, la forma de estas salidas, si serán todas voluntarias o la
empresa “forzará” despidos obligatorios si no se alcanza la cifra deseada.
Las conversaciones formales durarán 30 días y, si no hay
acuerdo, la dirección de CaixaBank podrá aprobar el ajuste de personal de
manera unilateral, aunque el período de consultas se podría alargar más allá
del plazo perceptivo si lo desea la entidad presidida por Jordi Gual.
Especialmente los trabajadores de Madrid y Andalucía, que
son junto con Cataluña los que a priori serán los más afectados por el cierre
de oficinas al concentrar la red más extensa, ya han expresado a sus
representantes sindicales una postura muy firme por su temor por la salida de
muchos trabajadores de poco más de 50 años con mínimas posibilidades de
reinserción laboral.
Las negociaciones comienzan de momento escenificando
posiciones muy enfrentadas. La dirección de CaixaBank dio por finalizado el
periodo informal de consultas previas el pasado martes al constatar que no
había habido ningún avance tras once reuniones. Mientras, el sindicato
mayoritario, CCOO, ha criticado el "inmovilismo" mostrado hasta el
momento por la dirección en la negociación y UGT ha insistido en que no
aceptará "ni un solo despido forzoso".
Otro reflejo de la posición firme de CaixaBank es que lejos
de esperar a la solución del ERE para comenzar la transformación de 250
oficinas en su modelo Store, meros supermercados de productos (desde teléfonos
móviles Samsung a alarmas de Securitas Direct) pero sin servicio de caja para
el cliente, está acelerando las obras.
De estas oficinas “ya están expulsando a los más veteranos”
señala otra trabajadora de CaixaBank que la han trasladado de una oficina Store
que ahora mismo están remodelando en un barrio de Madrid y a la que ya le han
señalado que no volverá cuando se produzca la reapertura.
El ERE de CaixaBank puede suponer la mayor salida de
trabajadores de sucursales bancarias en España, pero detrás ya se está
preparando la del Banco Santander que, con parámetros parecidos, puede superar
los 3.000 empleados. Mientras, el cliente solo constata que el servicio que
recibe es cada vez peor.
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