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domingo, 7 de mayo de 2017

LOS BECARIOS ESPAÑOLES




Lucía, de 28 años, licenciada en Ciencias Ambientales y con un máster en Prevención de Riesgos Laborales, ha sufrido todos los males que afectan a los becarios españoles: tuvo sueldos míseros que no le ayudaban a cubrir sus necesidades básicas, encadenó prácticas sin llegar a obtener un contrato estable, ejerció labores de alta responsabilidad sin tener un tutor que guiara sus pasos y tuvo que matricularse en cursos de formación para poder continuar con las prácticas una vez que acabó el posgrado. La precariedad y la explotación laboral de los becarios españoles es una realidad. Aunque estos trabajadores también ven el lado positivo de su periodo de prácticas: aceptan estos puestos para insertarse en el mercado laboral, les ayuda a mejorar su currículum y la mayoría se sienten como uno más del equipo.

Se destruyen puestos de trabajo y se precariza el mercado laboral. España es el segundo país de la Unión Europea, solo por detrás de Eslovenia, con mayor porcentaje de titulados que han hecho prácticas al finalizar sus estudios, según el informe Jóvenes y empleabilidad 2015, de la OCDE. Es el doble que la media europea (33%). Este alto número de becarios demuestra que las empresas españolas acuden a los trabajadores en prácticas para ahorrar costes salariales y cubrir bajas de trabajadores más experimentados. "Con esta práctica se destruyen puestos de trabajo reales y se precariza el mercado laboral", según la profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, Ana Gálvez.

El caso más extremo es el de los becarios que realizan un trabajo para la empresa pero no reciben ninguna remuneración: solo el 42% de los empleados en prácticas españoles cobran un sueldo, según el informe La experiencia de los becarios en la Unión Europea, de la Comisión Europea. En muchos casos se les compensa con dietas o alojamiento (algo común entre los becarios que hacen prácticas en hoteles) o con dinero para el transporte. "Me pagaban solo 20 euros para el abono transporte, por media jornada de trabajo, que es prácticamente como si no te dieran nada", recuerda Shelia, que fue becaria en una empresa de audiovisuales.

El estereotipo de becario haciendo fotocopias para los compañeros y llevando cafés al jefe se cumple en el 13% de los casos, según una encuesta realizada por la plataforma Becatester. Es mucho más habitual el caso contrario: el 40,4% de encuestados se siente explotado, ya que desempeña las mismas funciones que el resto de sus compañeros, pero sin tener la misma formación ni el mismo sueldo.


Muchos jóvenes que entran como becarios a una empresa tienen la esperanza de continuar trabajando allí cuando finalice su periodo de prácticas. Pero solo logra quedarse el 36,2%. "Contrataron a otro becario para sustituirme una o dos semanas antes de que acabara yo", recuerda Sheila. "En el hotel ponían a un becario detrás de otro. Y en otra empresa en la que estuve, una constructora, había becarios que llevaban tres años allí", apunta Lucía.

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