79.000. Ese es el número de trabajadores con los que cuenta
Mercadona en España. La cadena de supermercados no es solo una de las empresas
que más factura en nuestro país, también es una de las que más empleados tiene
en plantilla. Juan Roig ha sacado pecho en varias ocasiones asegurando que
entrar a trabajar en su empresa es sinónimo de empezar a cobrar 1.260 euros
netos al mes el primer año y 1.449 euros el cuarto. A estas cuantías, habría
que sumarle las primas que ofrece la compañía valenciana por objetivos.
Además de unas remuneraciones que están por encima de la
media del sector, Mercadona también ofrece contrato indefinido a todos sus
empleados, exceptuando las contrataciones temporales que efectúa en la campaña
de verano o Navidad. Pero el contrato no viene solo, trae bajo el brazo tres
libros de obligada lectura para sus empleados. El Modelo de Calidad Total,
editado por Mercadona, El Cliente Ante todo, de Feargal Quinn, y Los Monstruos
y el Gimnasio, de Alberto Galgano.
Una vez los hayan leído, los empleados tienen que realizar
un resumen de cada libro con las ideas principales. Es tan conocida esta
práctica que hasta en el Rincón del Vago y otros portales de internet están
publicados los trabajos.
Aunque si hay alguno de los tres volúmenes que destaque por
su llamativa temática es el de Los Monstruos y el Gimnasio. El autor del libro
es el ingeniero químico y consultor italiano Alberto Galgano. Su obra trata de
una fábula en la que los clientes de una compañía están representados como
"monstruos" que al pasar por el "gimnasio" (la tienda)
podrán salir convertidos en "bellas princesas" si los empleados son
capaces de aplicar las correctamente sus recomendaciones.
Así son los Monstruos
Hay que "mimar al monstruo", y para eso, hay que
saber como es. El libro los identifica y no precisamente por sus buenas
actitudes.
Un insaciable tragón: estos monstruos están, sobre
todo, siempre hambrientos, aunque no de cualquier cosa. Están hambrientos de
productos, y antes de haber terminado de devorar uno, quieren devorar otro que
deberá ser diferente y mejor que el último
Despiadado: además, nuestro monstruo es despiadado.
Cualquiera es indiferente ante él y nos ignorará también a nosotros a menos que
satisfagamos sus deseos.
Exigente: "quizás uno de los puntos más cruciales es
que el monstruo espera que los productos que le ofrecemos sean mejorados
continuamente ya que su nivel de satisfacción se incrementa".
Ligeramente tímido: "no nos es posible conocer qué es lo
que quiere el monstruo, lo que significa que realmente habla muy poco y nos
deja de interpretemos y descubramos sus deseos reales.
Vengativo: "si nosotros hacemos algo equivocado y le
damos un producto que no le satisfaga y como resultados de ellos se ve
perjudicado, su timidez desaparecerá. Se quejará abiertamente a cualquiera, pero
probablemente, no a nosotros.
Intruso: "el monstruo quiere introducirse en todos los
niveles dentro de la compañía. Es un gran intruso. En cada oficina o
departamento, en cada rincón de la compañía, están escondidos los clientes. El
dicho: la siguiente oficina o departamento es tu cliente, es absolutamente
cierto".
Egocéntrico: "cada monstruo al que atendemos espera un
tratamiento especial, diferente del ofrecido a otros monstruos. Tenemos que
convivir con cada una de sus distintas personalidades porque cada uno quiere
que le satisfaga de su forma peculiar.
Nuestro maestro: "esta es quizá la más importante de
todas. El monstruo es un maestro que nos amenaza con el poder de vivir o morir
(muerte económica).
"Amar" al cliente
"Si dirigimos todos nuestros esfuerzos a satisfacerle y
mejoramos constantemente en cualquier cosa que hagamos por él, el monstruo
cambiará, nos amará y seguirá con nosotros", reza el texto. Para ello, el
esfuerzo de todos los miembros de la plantilla debe ser el máximo, desde
"la forma en la que la telefonista contesta por teléfono, como sonreír al
cliente o hacer frente a una actitud agresiva" por su parte.
Una vez que los empleados se han "enamorado" del
cliente, ese sentimiento deberá ser correspondido. Para ello, tienen que
convertir la tienda en un "gimnasio" donde deberán mejorar "cada
día" alguna parte de su trabajo.
Con esta especia de oda al amor y al romanticismo alecciona
Mercadona a sus empleados para que pongan todos sus esfuerzos sus clientes. Tal
es el empeño de la valenciana por el estado de los consumidores que ya es
conocido que usa el término Jefe para referirse a los clientes
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