El 'caso Ghosn' actuó como una caja de Pandora para Nissan.
Tras la detención (y posterior fuga) del máximo responsable de la Alianza
Renault-Nissan-Mitsubishi las aguas no han hecho más que bajar revueltas para
la marca japonesa. Primero nombraron a Hiroto Saikawa, que tuvo que renunciar
por sospechas de ‘sobreremuneración’ y ahora lleva las riendas Makoto Uchida
(ex CEO de Nissan en China); unas maniobras que han debilitado mucho a la marca. Las tensiones internas con Renault son
por todos conocidas, y la presencia de Nissan en Europa se ha visto puesta en
entredicho varias veces desde la caída de Ghosn.
Todo ello, unido a una caída del mercado europeo, a la
pérdida de la producción de la ‘pick-up’ que fabrican para Mercedes (la Clase
X) y a la amenaza de un ‘brexit’ duro, ha hecho que en Nissan lleguen a
replantearse el futuro de varias de sus plantas, entra las que suena en
negativo la de Zona Franca en Barcelona. En noviembre pasado el nombre de la
fábrica catalana ya sonó como una de las que podría perder el favor de la marca
en Europa, y hace una semana volvió a sonar como candidata al cierre, según el
Financial Times.La baja productividad y un Brexit duro llevarían a Nissan a
cerrar Zona Franca para rearmar su oferta en el Reino Unido, según el rotativo.
La planta catalana se encuentra en estos momentos en un
nivel de producción preocupante, con solo las pick-up de Nissan y Renault en
una línea de fabricación y la furgoneta eléctrica eNV200 en la otra. Por debajo
del 30% (un 23% según los sindicatos), una cifra que amenaza seriamente a su
sostenibilidad.
El volumen de la pick-up de la marca alemana supone el 15%
del total de la fábrica barcelonesa. Tras perder hace un par de años la
producción del Nissan Pulsar (modelo ya descatalogado), la furgoneta Evalia y
la de la furgoneta convencional NV200, la factoría de Zona Franca se quedó solo
con el ensamblaje de los pick-up Nissan Navara, Renault Alaskan, Mercedes X
Class y la versión eléctrica Nissan e-NV200. El adiós de la Clase X complica
aún más la situación de la fábrica de Nissan en Barcelona. Por si fuera poco la
marca también comunicó la reducción de un 40% de producción de la eNV200
durante una semana en marzo por temas de stock.
Movilización sindical
Los sindicatos, lógicamente, se han puesto en alerta máxima
pese a que desde Nissan mantienen que seguirán adelante con los planes de
inversión previstos por Nissan, como son los 70 millones de euros para la nueva
planta de pintura (como anunció el
presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy) y con la inversión para los
nuevos motores Euro6 ajustados a la normativa WLTP para las nuevas Navarra.
"No podemos ser las plañideras en el entierro de los trabajadores del
sector de la automoción", ha repetido en distintas ocasiones el secretario
general de CCOO de Catalunya y trabajador de Nissan, Javier Pacheco. Consciente
de que Nissan es el primer episodio de una transición energética que puede ser
traumática en términos de empleo.
La plantilla arrastra una moral tan baja como las
producciones de las plantas catalanas. Así lo expresa C. Pascual, trabajadora
de la firma de origen nipón desde el 2001. "Ves que no llegan modelos, que
entre la plantilla no hay una renovación generacional y que pese a todos los
sacrificios que hemos hecho no cambia nada", cuenta, enfundada en su mono
gris. Este año tienen que acabar de salir los últimos despedidos en el ERE de
600 personas cerrado en el 2019. La plantilla se quedará en 2.450 personas;
lejos de las 3.847 que operaban en el 2014.
J. Pérez, en Nissan desde el 1991, todavía recuerda cuando
la empresa les impuso en el 2002 una doble escala salarial, a partir de la
cual, los nuevos empleados cobraban menos por el mismo trabajo que los
antiguos. "Nos hemos adaptado a todo, hemos sido la única planta que ha
fabricado un Mercedes fuera de una planta de Mercedes. Y vemos que la empresa,
si nos da, nos da lo justo", lamenta.
El reciente anuncio de la llegada de Luca de Meo, ex
presidente de Seat, a la dirección de Renault sería uno de los elementos
esperanzadores para la planta de Zona Franca. Junto a la figura de José Vicente
de los Mozos (vicepresidente de producción y logística de Renault), De Meo
podría reactivar la confianza de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi en la
fábrica barcelonesa. En Renault (participada por el gobierno francés) tienen
prisa por hacerse de nuevo con el control de la alianza industrial que en la
última época de Carlos Ghosn había cedido en favor de Nissan.
Si desde la marca del rombo quieren aprovechar el momento de
bajón de Nissan, la fuerza comunicativa y de gestión de De Meo vendrìa como
anillo al dedo para retomar el mando a medio plazo. Pero el tiempo no corrre a
favor de Zona Franca en un año en el que el sector del automóvil, además,
atravesará muchos cambios con la entrada en vigor el pasado mes de la normativa
de emisiones de 95 gramos para las marcas en Europa
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