Mientras los expertos insisten en que no hay que temer en
España por el coronavirus y en que el sistema sanitario está preparado para
hacer frente a la enfermedad, la actividad económica continúa infectándose. En
la aldea global, el efecto mariposa es ya más que una simple teoría. El parón
económico chino golpea de lleno a la actividad en la Península Ibérica con el
primer expediente de regulación de empleo --temporal, eso sí-- presentado en el
país por culpa del virus. Es en la fábrica de Fujitsu en Málaga.
"No hay nada que temer", pero el Covid-19 ya se
cobró la cancelación del Mobile World Congress en Barcelona, precipitó el
desplome de las bolsas como no se veía desde el brexit y siembra dudas sobre la
importaciones procedentes del gigante asiático. Ahora da un paso más: ya golpea
de forma directa al empleo en el país.
El Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en la
planta malagueña del fabricante japonés se firmó la pasada semana y afectará a
sus 366 trabajadores. No será un caso aislado: fuentes de la industria temen
que el recorte pueda ser el primero de un largo goteo de ajustes laborales por
la falta de componentes. "La cadena de suministro está rota",
resumen. Al menos por el momento, no hay mascarillas que valgan para proteger
la economía, convertida hasta el lunes en la principal víctima del coronavirus
en España.
"Con el fin de neutralizar el impacto del coronavirus,
y neutralizar la falta de actividad temporal", Fujitsu Ten "considera
necesario" presentar el recorte de plantilla, que afectará a la totalidad
de los trabajadores, explica la empresa en un documento oficial.
Según los informes a los que ha tenido acceso Economía
Digital, sindicatos y dirección de llegaron a un acuerdo el pasado 18 de
febrero para aplicar un ERTE para la totalidad de los 366 empleados de la
fábrica de Málaga: 129 técnicos y 237 especialistas en la elaboración de
componentes de coche y cajeros automáticos. A pesar de estar ya firmado, la
suspensión no entrará en vigor hasta el 2 de marzo. Se alargará hasta el 15 de
mayo.
Las razones esgrimidas por la cúpula no dejan lugar a dudas:
"El brote de coronavirus está causando graves perjuicios relacionados con
el transporte de mercancías desde el país asiático (...) dicha falta de
materiales provocará la interrupción y parada de muchas de las líneas de
producción de la fábrica, tanto de automoción como de cajeros automáticos, e
imposibilitará que los trabajadores continúen con su actividad".
Con una fuerte dependencia de los proveedores chinos,
Fujitsu asegura que su cierre también afectará a las tres grandes marcas para
las que trabaja: Toyota, PSA y General Motors. El contagio también impactará en
Caixabank, para los que el fabricante japonés elabora cajeros automáticos.
Según sus previsiones, entre el 2 y el 16 de marzo sus líneas de producción se
iban a quedar sin los componentes necesarios para funcionar.
Sin embargo desde la sociedad añaden que, de no haber sido
ellos, lo más probable es que hubiera sido uno de sus clientes el que hubiera
apretado el gatillo del ERTE: "Dependemos de la llegada de pedidos y en
caso de parada de líneas de producción de coches por falta de suministro, los
clientes dejarían de pedir nuestros productos, lo que nos obligaría a parar
incluso teniendo capacidad".
Los problemas en el sector de la automoción ya son
recurrentes, por lo que no hubiera sido extraño. Por ejemplo: Audi también
presentó un ERE temporal de 16 días en su fábrica de Bruselas, en Volkswagen ya
admiten sotovoce que se verán obligados a cerrar turnos en sus centros de
Alemania en las próximas semanas y Nissan tuvo que detener su producción en una
de sus plantas japonesas por la dificultad de encontrar componentes procedentes
de China.
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