Los precios de los alimentos siguen al alza, una inflación
agravada por la guerra de Ucrania que ha impactado de lleno en los bolsillos de
los consumidores que, para controlar mejor su presupuesto, han desarrollado dos
estrategias: ir más a la compra y reducir el volumen de la cesta
En la zona euro, en los diez primeros meses del año los
alimentos se han encarecido un 13,9%, un 15,5% en términos anuales; es un dato
similar al registrado en España, donde hacer la compra en octubre fue un 14,5%
más caro que un año antes.
Los datos de las consultoras de consumo ya reflejan estos
cambios en los hábitos de compra en los que coinciden los hogares españoles y
los de otros mercados cercanos, según los datos facilitados por Nielsen.
Por ejemplo, los españoles visitan los comercios de
alimentación un 5,5% más que hace un año, un porcentaje muy parecido a los de
los vecinos galos.
Sin embargo, los compradores en Alemania y Reino Unido han
aumentado su frecuencia de compra hasta un 7,3% y los portugueses hasta un 10%,
mientras que los italianos apenas han cambiado este hábito y apenas han subido
un 1,3% sus visitas al supermercado.
No solo se va más al súper y se evitan las compras de
acopio, que conducen a más gastos superfluos, sino que se reduce el número de
artículos de la cesta.
En este caso, los españoles echan al carrito un 5,5% menos
de productos de gran consumo, los franceses un 6,6% y los alemanes un 6,7%,
según recoge la agencia Efe.
De nuevo, son los portugueses los consumidores que más
controlan sus compras, pues han reducido un 7% el número de productos y,
además, han conseguido el objetivo de rebajar su tique un 3%.
Es una cifra bastante parecida a la caída del valor de la
cesta de la compra en Francia (-3,6%) que los británicos la han mantenido
(-0,1%).
Y es que a pesar de los esfuerzos por controlar y gestionar
su presupuesto, el valor de la cesta de la compra en España ha aumentado un
0,8%, en Italia un 3,2% y en Alemania un 3,4%.
En cualquier caso, la capilaridad y el modelo de proximidad
de España facilita estas compras frecuentes más que en otros países.
Coinciden estos hábitos en toda Europa con las
recomendaciones de las organizaciones de consumidores que aconsejan una compra
meditada, anticipada, comparando precios y preferentemente con una lista hecha
para evitar el gasto superfluo, especialmente en campañas especialmente
"emocionales" como la Navidad.
De hecho, la organización de consumidores OCU ya ha
advertido esta semana de que ha detectado una subida media del 5,2% en los
alimentos más populares presentes en las comidas y cenas de Navidad respecto a
la cesta navideña de 2021, con la lombarda y la merluza a la cabeza, pero a la
vez con caída de los precios de angulas o jamón.
Otra de las estrategias más seguidas es las búsqueda de la
marca blanca o de distribuidor, generalmente más asequible, que está teniendo
un repunte muy importante en los últimos meses.
Ya hay compañías en las que esta marca blanca supone el 52%
de sus ventas, según confirmó por ejemplo, el CEO global de DIA, Martín
Tolcachir.
Con todo, la pregunta que queda por resolver es hasta cuándo
va a permanecer esta inflación alimentaria que ya dura más de lo que se había
previsto y que está cambiando las rutinas de los consumidores, una cuestión
peliaguda que, de momento, pocos se atreven a responder.