La crisis que estalló en 2007, los nueve trimestres consecutivos de recesión  vividos por España y la lenta recuperación de la actividad económica desde la  segunda mitad de 2013 no sólo han empeorado las grandes cifras de la  macroeconomía -el PIB, el paro, el déficit, la deuda o los salarios-, sino que  han tenido un duro efecto en los hogares españoles, que han perdido el 8,5% de  la renta disponible que tenían antes de la crisis.
Así lo certifica la última Encuesta Financiera de las Familias (EFF),  elaborada por el Banco de España y publicada en su boletín de enero, según la  cual un hogar español ingresaba 25.400 euros en 2010.
Ahora bien, la crisis no ha afectado a todos por igual, ya que las pérdidas  de recursos más cuantiosas las han sufrido las familias con rentas medias y  bajas, como pone en evidencia La Caixa Research en su último informe, que  disecciona la citada encuesta de coyuntura de la autoridad monetaria.
¿A quién afecta más?
En detalle, los expertos de La Caixa muestran cómo los hogares con ingresos  entre los percentiles 20 y 60, esto es, los de menores rentas -en una escala que  va del 10, que marca el mínimo de recursos, hasta el 100, que señala los mayores  niveles de ingresos- perdieron el 10% de sus ingresos en comparación con el año  2007, mientras que las familias más pudientes -ingresos superiores al percentil  80- no sólo no vieron mermados los recursos financieros, sino que experimentaron  un ligero incremento.
Otro efecto de la recesión sobre los hogares es el repunte de la desigualdad,  según constata un estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que  sitúa a España como uno de los países europeos donde más ha aumentado la brecha  entre familias, "debido a la profunda caída de las rentas más bajas y al mayor  crecimiento que la media de las rentas más altas".
Otros analistas, como la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de  Investigación Económica (IVIE), elevan hasta el 15% el descalabro de la renta  disponible durante la crisis, según el informe Crecimiento y competitividad,  presentado a finales de 2013. Este estudio resalta asimismo que la caída fue aún  mayor en las rentas de mercado, es decir, en los ingresos que provienen de  sueldos, del autoempleo o de las rentas del capital, y que habrían bajado en  torno al 20% desde la crisis.
La escalada del paro, que afecta al 26,03% de la población activa, es la  principal causa de este descenso de rentas. De hecho, en 2011 ya habían  desaparecido dos terceras partes de los puestos de trabajo destruidos hasta la  fecha, lo que, según La Caixa, indica que los datos de la Encuesta Financiera de  las Familias de 2011 son perfectamente extrapolables a la actualidad. En suma:  el paro también golpea más en hogares deprimidos.
Para muestra, un botón: a causa del empobrecimiento sobrevenido por el  repunte del desempleo, uno de cada tres hogares en España padece pobreza  energética, es decir, 1,2 millones personas no pueden pagar el recibo de la luz,  según la Asociación de Ciencias Ambientales; el 142 por ciento más que en  2007.
En paralelo a la menor renta , las familias sufren la pérdida de valor de sus  activos reales, que disminuyeron desde el 89,1 por ciento en el primer trimestre  de 2009 al 84,4 por ciento a fin de 2011. Es decir, casi cinco puntos (4,7  puntos) de bajada sobre el período pre-crisis.
La caída de precios de la vivienda -que aún no ha tocado fondo-, las bajas  rentabilidades obtenidas por los instrumentos de previsión social privada  complementaria, así como los vaivenes de la inversión en bolsa en los más de  seis años de crisis y la merma sufrida por el ahorro particular han contribuido  al empobrecimiento general.
Un índice de coyuntura de los hogares que da señales positivas es el  desapalancamiento. Así, en enero de 2014 la deuda de las familias con las  entidades era de 781.487 millones, lo que significa el nivel más bajo desde  diciembre de 2006, y 4.500 millones menos que en diciembre de 2013, según el  Banco de España.
 







