
A pesar de la mejoría del mercado laboral del último trimestre, éste se 
ha reducido:
 hay menos trabajadores en disposición acceder a un empleo.
 
 
El verano pasado resultó especialmente dinámico en el mercado de trabajo. Una 
bajada del paro récord en un tercer trimestre del año (de 298.200 personas) y un ritmo de creación de empleo inédito desde 2006.
 
Pero estas grandes cifras han eclipsado otros movimientos también muy llamativos. Por ejemplo, la población activa
 (que incluye a ocupados y desempleados, es decir, toda la población 
mayor de 16 años que está en disposición de trabajar) ha bajado, a pesar
 de que en un primer momento se pueda pensar que cuando mejora el 
empleo, más personas se animan entrar al mercado.
 
En concreto, el mercado laboral ha perdido 116.000 efectivos
 en el tercer trimestre, hasta 22.899.500. Solo en dos ocasiones desde 
el inicio de la crisis se ha marcado un nivel más bajo (en el primer 
trimestre de 2014 y en el 2014). ¿Qué puede haber sucedido?
Efectos sobre el paro
Pues
 lo primero que hay que tener en cuenta es que una gran parte de la 
caída del paro ha venido por esta vía. En concreto, Juan Ramón García, 
economista de la Unidad de España de BBVA Research, calcula que "en torno al 40% de la reducción trimestral del
 número de parados se debe al retroceso de la población activa". Según 
sus estimaciones, "el resto (60%) se explica por la creación de empleo".
 Así que no es un hecho desdeñable.
 
Si se analiza las cifras del último trimestre, destaca justamente el comportamiento de las mujeres,
 que son las que han protagonizado esta caída: hay 121.500 menos. Y es 
especialmente fuerte la caída entre las mujeres menores de 44 años. 
Entre las de 35 y 44 hay 77.600 menos, y entre las de 25 a 34, 67.600, 
explica Valentín Bote, director de Randstad Research. Además, explica, 
la tendencia del colectivo 25-34 es claramente a la baja desde 2008, 
mientras que el grupo 55-64 ha marcado claramente una tendencia al alza 
desde esa fecha.
Las causas
Para Sara de 
la Rica, coordinadora del Observatorio Laboral de Fedea y catedrática de
 la Universidad del País Vasco, más allá de estos datos trimestrales, 
que la población activa está experimentando cambios notables.
 "Entre los varones, está cayendo sistemáticamente desde el inicio de la
 crisis. Sin embargo, entre las mujeres, ésta ha venido creciendo hasta 
el momento en que la recesión ha tocado fondo", indica.
 
La 
economista comenta que tradicionalmente la caída de la población activa 
viene en gran parte guiada por las siguientes razones: el desánimo de los parados de larga duración
 (son más del 60% del total de parados), que ante las casi nulas 
perspectivas de encontrar empleo dejan de buscar y se convierten 
oficialmente en inactivos; por los inmigrantes que al no encontrar 
empleo se marchan del país (la práctica totalidad de 
los inmigrantes adultos que han estado en nuestro país formaban parte de
 la población activa, bien como ocupados o como parados); por las jubilaciones de personas trabajadoras que no son totalmente reemplazadas por jóvenes entrantes, y por los jóvenes españoles, que ante las malas perspectivas laborales, se marchan a buscar trabajo fuera.
 
Aunque
 De la Rica cree que en este verano ha podido influir que muchas mujeres
 dejan de buscar un empleo porque se quedan cuidando a sus hijos que 
están en época de vacaciones.
 
Juan Ramón García también incide en 
algunos de estos factores. "En primer lugar, hay que tener en cuenta que
 la participación laboral de las mujeres es extraordinariamente volátil.
 Por ejemplo, en el segundo trimestre el número de mujeres activas 
creció a una tasa trimestral del 0,4%, tres veces mayor que la de los 
hombres. Por tanto, una parte de la caída en del tercer trimestre 
corrige el crecimiento excepcional registrado segundo". 
 
También 
García destaca que el descenso de las mujeres activas se produce en los 
tramos de edad intermedios (entre los 25 y los 54 años). "En algunos de 
estos tramos, especialmente, entre las menores de 30 años y las que se 
encuentran entre los 40 y los 44 años, ha tenido lugar un incremento 
notable del número de mujeres desanimadas", indica.
 
Además,
 hay quien señala que se puede estar revirtiendo un fenómeno que se 
produjo el inicio de la crisis, cuando muchas mujeres se incorporaron al
 mercado laboral como consecuencia de la pérdida de empleo del cabeza de
 familia.
La clave está en la demografía
Pero,
 aparte de estos motivos, hay un problema demográfico clave: hay menos 
personas y, sobre todo, menos jóvenes. Lo cierto es que desde el inicio 
de 2012, la población de 16 y más años se ha reducido en casi 400.000 
personas. No solo somos menos tras el boom demográfico de principios de 
siglo, también somos más mayores. De hecho, si se analiza la evolución 
de la población femenina más joven, la caída es aún mayor. Desde 2002, 
se han perdido más de millón y medio de mujeres entre 16 y 44 años y 
desde 2012, más de 400.000. "El grupo de hombres y mujeres menores de 25 ha caído
 y lo hará más porque los nacimientos entre 1980 y 1990 se redujeron a 
más de la mitad. Esta tendencia puede dar vuelco al mercado laboral", 
advierte De la Rica.
 
Y, ¿qué perspectivas hay? Pues sobre las 
demográficas, a priori, parecen que no sufrirán un cambio de tendencia. 
Sobre todo, en lo que se refiere a la disminución de la población menor 
de 25 años, a medio plazo y los que están por debajo de los 44 a largo 
plazo.
 
Pero hay más factores. Mientras el paro de larga duración 
siga instalado en nuestra sociedad y los jóvenes se sigan marchando, es 
esperable que "en la EPA siguiéramos asistiendo a disminuciones en la población activa",
 dice De la Rica. Si nos centramos en las mujeres, "algunas de las de 
más edad sí volverán a la inactividad, pero creo que la entrada masiva 
de mujeres jóvenes en el mercado de trabajo ha venido para quedarse y 
esto seguirá tirando con fuerza de la población activa femenina", añade.