Vistas de página en total

lunes, 25 de enero de 2016

PARALISIS POLITICA

La renuncia de Mariano Rajoy a presentarse por el momento a una votación de investidura profundiza la parálisis política en la que se sumió España con el resultado de las elecciones generales del 20 de diciembre.
 
El país se enfrenta desde los comicios a una situación sin precedentes en sus casi 40 años de democracia, derivada de la fragmentación parlamentaria, la mayor en cuatro décadas, que arrojaron los comicios en el Congreso de los Diputados.
 
La negativa de Rajoy a intentar formar Ejecutivo fue la reacción a la oferta que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, hizo por sorpresa al socialista Pedro Sánchez: un Gobierno de izquierdas con el líder del Partido Socialista (PSOE) al frente y con él como vicepresidente.
 
Rajoy trata de ganar tiempo, en espera de un giro del PSOE, al que hoy volvió a ofrecer un gran pacto -que Sánchez ha rechazado reiteradamente- con su Partido Popular (PP) y Ciudadanos.
 
El conservador prolonga así la situación de incertidumbre que en último extremo puede llevar a nuevas elecciones en la primavera española. "¿Y ahora qué? Pues yo mantengo mi candidatura", dijo hoy Rajoy. España vuelve a la casilla de partida.
 
El reloj aún no se ha puesto en marcha. Los plazos legales solo empiezan a correr a partir de la primera votación de investidura en el Congreso de los Diputados: si fracasa, hay dos meses para tratar de encontrar candidato que la gane. Se pueden celebrar tantas votaciones de investidura como el rey crea necesarias.
 
Si en ese tiempo no se logra investir un presidente Gobierno, la Constitución establece que cuando se cumplen los dos meses, se convocan nuevas elecciones a celebrarse 54 días después. En ese caso, España estaría sin gobierno al menos hasta junio.
 
Medio año sin Ejecutivo, una situación sin precedentes y con riesgos: el país está saliendo aún de la crisis económica y en Cataluña hay abierto un proceso de secesión en desafío a sus leyes.
 
El rey Felipe VI ha mantenido una primera ronda de consultas con las fuerzas parlamentarias, como marca la Constitución española que debe hacer para proponer a un candidato a la investidura.
 
La inició el lunes y fue recibiendo en el Palacio de la Zarzuela a los representantes de los partidos en orden de menor a mayor. La terminó el viernes con Rajoy, al frente de la fuerza más votada en los comicios. Fue ahí cuando este rechazó que lo nominara a una votación para la que no cuenta con respaldo suficiente.
 
El monarca arrancará el miércoles una nueva ronda. La Constitución no establece cuánto debe durar cada una ni cuántas puede haber. El rey no tiene plazos: puede celebrar tantas como quiera.
 
Pedro Sánchez le dirá de nuevo cuando se reúnan que es Rajoy quien debe intentar formar Gobierno el primero. "Es el turno de Mariano Rajoy", sostiene el socialista, que no renuncia a ver pasar el cadáver político de su rival antes de tratar él de formar gobierno.
 
No lo va a intentar de momento. Y marca ahora distancia con Podemos, en medio del malestar que generó en destacados dirigentes del PSOE el golpe de mano de su líder, que prácticamente dio por nombrada a la mitad de los miembros de un hipotético Ejecutivo.
 
El primero al que hoy llamó el líder socialista por teléfono fue Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, y quedaron en mantener contactos en los próximos días. Este fin de semana, no obstante, se espera algún intercambio de palabras con Iglesias.
 
Las negociaciones con Podemos, si llega a haberlas, serán difíciles. Las rechazan importantes barones regionales del PSOE, sobre todo porque el partido de Iglesias defiende un referéndum de autodeterminación en Cataluña, pero no solo: hay importantes dirigentes que quieren apear a Sánchez del liderazgo del partido, algo imposible de lograr si se convierte en jefe del Gobierno.
 
Con este panorama, España tiene asegurada una semana más de parálisis. Como mínimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario