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domingo, 15 de octubre de 2017

EL 60% DE LOS NUEVOS CONTRATOS = TENDEROS, CAMAREROS, PEONES, CONDUCTORES Y LIMPIADORES



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Cuando Fátima Báñez dijo en agosto que España crea ahora "empleo de más calidad que antes de la crisis", las cejas de muchos se arquearon. Hablaba de un país con un 26% de temporalidad (la segunda mayor tasa de la UE), un 7,8% de subempleo (solo superado por Chipre) y que inunda cada mes las oficinas de empleo con contratos de duración determinada.

Si la lupa se pone en estos acuerdos, el argumento de la ministra de Empleo pierde aún más fuelle. De los 15.998.764 registrado en los nueve primeros meses de 2017 —todo un récord en la serie histórica—, 9.351.158 (el 58,4%) son de camarero, obrero, tendero, campesino o limpiador, según los últimos datos del SEPE. Es decir, seis de cada diez contratos firmados este año corresponden a profesiones de baja formación y sueldo.

"Son ocupaciones de mucha movilidad y por eso destacan en la estadística de registros", explica Miguel Ángel Malo, profesor de Economía en la Universidad de Salamanca. En otras palabras: un contrato fijo, si no existe un despido o un cambio de empleo, llega solo una vez a la ventanilla, mientras que los temporales rotan de forma masiva.

Llama la atención el despegue de contrataciones vinculadas al turismo. En estos nueve meses se han registrado 2.350.053 contratos de camarero, un 14,7% del total y seis puntos más que antes de la crisis (en 2007 pesaban el 8,5%). Por detrás se sitúan temporeros agrícolas (2.037.190 empleos), peones industriales (1.148.697), limpiadores (1.081.068), tenderos (741.671) y obreros (470.642).

Estas profesiones dominantes en las ventanillas de empleo son, además, las que padecen más temporalidad: apenas el 8,9% de los contratos firmados en 2017 son indefinidos y son más habituales, precisamente, entre camareros (7,8%), campesinos (1,8%), peones industriales (2,9%), limpiadores (5,4%), obreros (7,4%) y transportistas y reponedores (6,6%). "Es el mal permanente del mercado laboral español. Antes de la crisis esa temporalidad se concentraba en la construcción, pero ahora se da en el turismo", explica Malo.

En España abunda el sol, la playa, la huerta, la vida social. Y eso conduce a las terrazas, a la playa y a la cosecha estacional. "Se puede buscar un turismo más desestacionalizado y traer visitas todo el año. Pero es una particularidad económica española, esas actividades tienen más peso que en otros países y por su naturaleza llaman a la temporalidad", señala Lorenzo Serrano, profesor titular de Análisis Económico de la Universidad de Valencia.

Bajo ese razonamiento sectorial, la temporalidad de esos sectores precarios sería similar a la de otros países. Pero según Malo es "más alta". Y no solo en estos sectores. También en todos los demás. "Aquí pasa algo más y tiene que ver con la normativa laboral. Para el empresario sigue siendo una opción más barata el encadenamiento de contratos temporales. Y potenciar el contrato fijo discontinuo daría más estabilidad, pero tampoco es la panacea", apunta este experto en mercado laboral, para quien puede haber llegado el momento de introducir el contrato único en España.

"Merece la pena intentarlo; hemos probado todo contra la temporalidad y no ha funcionado nada", indica Malo, que recuerda que solo se logró bajar en la crisis... y fue para enviar a esos empleados al paro. "Es lógico que de miedo a los agentes sociales. Yo me he resistido mucho tiempo a considerar el contrato único, pero esta enorme temporalidad está afectando a la productividad y a la estabilidad de los trabajadores de baja cualificación".

Lorenzo Serrano también cree que debe reducirse la brecha entre el coste de despido de un temporal y de un indefinido. "Pero sin introducir más rigideces que limiten las contrataciones", dice este profesor universitario e investigador del IVIE valenciano, que recuerda que la introducción del contrato temporal, allá por los años 80, se hizo precisamente para dotar de flexibilidad al mercado laboral.

El Gobierno, hace dos semanas, ofreció a los agentes sociales un modelo con tres contratos: indefinido, formativo y  temporal con indemnización creciente. "Aún no han puesto el contrato único sobre la mesa, pero por lógica parlamentaria y por su acuerdo con Ciudadanos acabarán haciéndolo", teme Mari Carmen Barrera, secretaria de Políticas de Empleo de UGT.

La segunda precariedad para estos contratos viene del salario. Ninguna de las profesiones más contratadas llega a la media a los 23.106 euros de media que calcula la  Encuesta de Estructura Salarial del INE. Ni los conductores (20.048), ni los peones agrícolas (16.209), ni los camareros (14.699) ni mucho menos los tenderos (12.700) que no llegan al mileurismo en 14 pagas.


"En estas profesiones hay poco margen para un salario mejor y la única opción es montar tu propio negocio", apunta Malo. Pero hay explicaciones alternativas. Barrera cree que sí podrían pagarse mejor y lamenta que se "cuida poco el capital humano" en España. "No contentos con ofrecer trabajo temporal, encima se ajusta el salario a estas profesiones contratando por horas", dice esta dirigente sindical sobre el avance de los acuerdos parciales.

Serrano, por su parte, pone el foco sobre la gestión. "La formación del empresariado español es deficiente respecto a otros países y enfocan sus negocios en términos de rentabilidad sin prestar tanta atención a los recursos humanos que emplea o al nivel tecnológico", zanja el experto del IVIE.

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