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jueves, 29 de octubre de 2015

EL COSTE DE UNA ENSALADA SE ENCARECE UN 18% EN 1 AÑO

Preparar una fuente de ensalada con media lechuga, un cuarto de kilo de tomates, dos zanahorias, cien gramos de pimiento verde y de pimiento rojo, una cebolla y cuatro cucharadas de aceite cuesta hoy un 17,5% más que hace tan sólo un año. Y si la ensalada se elabora sólo de tomate, entonces el alza es del 26,7%.

 El precio de alimentos tan básicos y cotidianos como el tomate, el aceite, la patata, la coliflor, los pimientos, los espaguetis o las naranjas, por citar sólo algunos ejemplos, se ha disparado en el último año.
 
La comparación de los precios de venta al público en los primeros días de este mes de octubre con los que había el año pasado en esas mismas fechas arroja incrementos superiores al diez por ciento en bastantes frutas, verduras y hortalizas, y aumentos significativos en otros productos de consumo muy popular como las lentejas (6,17%), los espaguetis (16%), los macarrones (9,7%) o el queso (4%), por citar sólo algunos ejemplos. En muchos casos las variaciones son de céntimos, pero porcentualmente son muy significativas al tratarse de productos de consumo habitual y teóricamente asequibles.
 
A modo de ejemplo, se puede estimar que un guiso de coliflor con patata que en octubre del 2014 se preparaba por 1,96 euros, cuesta ahora 2,46 euros, un 25% más. Y si se adereza con aceite de oliva, el incremento es mayor, puesto que según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) comprar una botella de aceite cuesta ahora un 51% más.

Diversas organizaciones de consumidores aseguran que gran parte de este repunte de los precios de los alimentos se ha producido en los últimos meses, coincidiendo con la mejora de las perspectivas económicas y la reiteración de mensajes optimistas del Gobierno asegurando que la crisis empezaba a quedar atrás. "En cuanto se ha atisbado cierta mejora económica y en las ventas, muchas empresas productoras han subido precios, pero no se tiene en cuenta que para muchos consumidores la recuperación es algo latente pero que de momento no se plasma en su día a día ni se refleja en una mayor capacidad adquisitiva", afirma David Hurtado, portavoz de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU).

Francisco Planells, del grupo de Economistas Sénior del Col·legi d’Economistes de Catalunya, asegura que las subidas de determinados productos de alimentación no obedece tanto a una recuperación de márgenes de los productores y distribuidores como al aumento de demanda y al cambio en los hábitos de compra de algunos consumidores a medida que la situación económica ha mejorado y se ha creado empleo. "Al verse con menos estrecheces, muchas familias se atreven a comprar productos de mejor calidad aunque sean un poquito más caros, o productos que no son de temporada y vienen de importación, o de primeras marcas en lugar de la marca blanca que compraban durante la crisis, y eso hace que el precio medio de los artículos –que resulta de ponderar los precios máximos y mínimos en función de la cantidad que se compra de cada producto– resulte superior", explica Planells. Y añade que en el caso de las frutas y hortalizas, en muchos casos los precios también se han visto alterados por factores relacionados con la climatología o con plagas que han afectado a la cosecha del último año.

A modo de ejemplo, detalla que la campaña de la patata que se vendió en 2014 no fue muy rentable y los agricultores plantaron menos para la siguiente cosecha, así que ahora hay menos patatas (y más pequeñas) para vender y en cambio la demanda ha crecido, por lo que los mayoristas han optado por importarlas y por eso el precio que pagan los consumidores es mayor.
 
Y en el caso del aceite, Planells explica que la fuerte subida de precios tiene que ver con la plaga de la bacteria Xylella fastidiosa que padecen algunos olivares italianos y americanos, que provoca que haya menos aceite disponible y que el resto de productores esté preocupado por si la plaga les afectará en el futuro, de manera que han optado por subir precios.

Pero más allá de los factores que la han provocado, desde las organizaciones de consumidores explican que la subida extraordinaria que han tenido y están teniendo muchos alimentos básicos es preocupante porque el presupuesto de las familias no ha crecido en esas proporciones –de hecho la OCU calcula que se ha reducido un 15,5% en el último año– y eso está obligando a muchas a cambiar sus patrones alimentarios.
 
Porque tampoco todos los productos de alimentación han subido. La leche, el azúcar, la carne de ternera, las judías verdes, algunos tipos de pan, el calabacín o el plátano, entre otros, cuestan hoy menos que hace un año, lo que explica que la subida global del carro de la compra resulte inferior a la mencionada por ejemplo para la ensalada. "La cesta de la compra ha subido un 10% de media en los últimos cinco años, pero hay subidas extraordinarias en alimentos básicos para la dieta, y esto es preocupante porque las economías familiares más precarias –que tras la crisis son muchas más– destinan mayor porcentaje de sus ingresos a los alimentos y las subidas les afectan más y reducen aún más su renta disponible", explica Yolanda Quintana, desde la Confe-deración Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu). Y subraya que el presupuesto de las familias es limitado y a partir de ciertos umbrales de precio se dejan de comprar determinados alimentos y platos tradicionales y cotidianos como una ensalada de tomate se convierten en excepcionales, como si fueran un lujo. Según el último estudio de Ceaccu sobre hábitos de compra, el 61% de los consumidores ha modificado su cesta de la compra para reducir el consumo y el gasto en alimentos.

"La subida del precio de los alimentos perjudica el bolsillo de las familias injustificadamente porque no creemos que responda a un incremento de costes ni a razones estacionales, pero más importante aún es que afecta a su derecho a la salud porque dificulta poder mantener una dieta sana y empuja hacia otra más calórica y barata" que se traduce en una mayor tasa de obesidad a medida que baja la renta, como muestran las estadísticas de salud, enfatiza Quintana.

Los datos del panel de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente reflejan que la compra de productos frescos está disminuyendo y en cambio aumenta el consumo de productos envasados y conservas, que se consideran menos saludables.
Las últimas estadísticas publicadas, correspondientes al mes de julio, apuntan que el consumo de hortalizas frescas en los hogares ha bajado un 5,4% en un año, que también se ha consumido un 4% menos de fruta, que se compra menos carne (excepto cerdo) y pescado fresco y congelado, y que lo que crece es el consumo de conservas de pescado, los derivados lácteos, los aceites que no son de girasol ni de oliva, y los platos preparados. Estos datos corroboran lo que hace tiempo que vienen advirtiendo los nutricionistas, que la población española se está alejando del patrón de dieta mediterránea.

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