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miércoles, 14 de mayo de 2014

ENTREVISTA CON FRANCISCO FERNANDEZ PAYAN DE TEJADA

Hola
 
Os traemos al blog una entrevista realizada en 1997 al consejero delegado de Gallina Blanca en aquella época, don Francisco Fernandez Payan de Tejada.
 
El enlace con la entrevista es este: Entrevista Francisco Fernandez Payan de Tejada
 
En esta entrevista, realizada en 1997 (hace 17 años) ponía en primer lugar y lo mas importante, el capital humano de Gallina Blanca para la empresa. Con esto podréis ver como han cambiado las cosas en estos 17 años, del dialogo a la confrontación, del acuerdo a la imposición, del reconocimiento del papel de los trabajadores, a ignorarles e imponer decisiones unilaterales...
 
Gallina Blanca ha cambiado sus formas, y la "gallinitis" que menciona el Sr. Fernandez Payan, hace tiempo que esta desapareciendo.
 

Gallina Blanca, reorganización y cohesión social
Francisco Fernández Payán de Tejada

 Hace pocos meses, Francisco Fernández Payán de Tejada dejaba tras de sí un fructífero período como Director General de Gallina Blanca. Ahora, recién nombrado Consejero Delegado de la Compañía, concede esta entrevista a LA FACTORÍA, en la que analiza el proceso de reconversión1 desde la cohesión social vivido por la empresa.
 
 
¿Cómo llegó a Gallina Blanca? ¿Recuerda la fecha y la época?
Aterricé en Gallina Blanca, S.A., el 1 de octubre de 1960 hace pues ahora 36 años. Tenía acabada Ciencias Económicas (Primera Promoción de la Universidad de Barcelona) y concluído el Servicio Militar como Alférez de Complemento, cosa que solían hacer los universitarios de aquella época.
Mi primera experiencia laboral fue en Hispano Olivetti, en el Departamento de Rápida, S.A. (Máquinas de coser Wertheim) en donde adquirí experiencia en fábrica, montando y desmontando máquinas y en Venta domiciliaria.
Este fue mi primer contacto con la realidad; el mundo de la fábrica por una parte y el consumidor por otra, que marcaría notablemente vocación y pensamiento.
 
La empresa, ¿cómo era entonces?
Era una empresa en ebullición. Avecrem se había lanzado en 1954, Sopas en el 59 y todos hacíamos de todo, bajo la atenta mirada del Sr. Lluís Carulla, que imprimía un sello de creatividad y cuidado hasta el último detalle a todo lo que se emprendía.
Indudablemente, mucho de su estilo nos ha marcado a todos los que tuvimos el privilegio de tratarle.
 
¿En qué estado económico y humano deja usted Gallina Blanca?
En forma absoluta dejo a Gallina Blanca, simplemente me alejo del puesto de Director General y por lo tanto de los problemas más rabiosos del día a día. Pero en fin, contestando al fondo de su pregunta que supongo que va más a poner el termómetro a la Compañía, sí le puedo decir que económicamente está en un nivel bueno y sostenido a pesar de luchar por mantener el liderazgo en un Mercado Nacional competitivo al máximo y con un consumo que todo el mundo sabe no es boyante. Mantenerse en este Mercado hoy ya es un gran logro.
En el aspecto humano, la empresa siempre ha tenido fama de cohesionada y sobre todo con capacidad de resolver sus propios problemas, lo cual sólo ha sido posible gracias al alto nivel de profesionalidad y al profundo respeto y hasta me atrevería a decir amor, que todo el que aquí trabaja siente por nuestras cosas.
 
Gallina Blanca está en el Primer y en el Tercer Mundo. Ahora en Rusia, también. ¿Colaboran en el desarrollo de esos países?
Más que el Tercer Mundo, sin que ello sea un eufemismo, nos gusta llamarlos Mercados Emergentes, puesto que algún día las cosas cambiarán. África en un futuro no muy lejano, explotará no solamente en el deporte sino en muchas otras actividades, ya que su juventud, vitalidad y recursos naturales son incuestionables, falta más aportación de capital que a la larga será atraído por sus mercados. Igual podemos decir de Asia y en mayor medida todavía y con más celeridad de los países del Este de Europa, en especial Rusia y Ucrania.
Pues bien, ahí estamos nosotros, abriendo camino, buscando y en la mayoría de las veces, logrando una posición de líder con aportación de tecnología, capital y promoviendo puestos de trabajo. Posiblemente será un grano de arena, pero estamos convencidos que ese es el camino de la iniciativa privada.
 
Gallina Blanca ha terminado un proceso de reconversión manteniendo su cohesión social. ¿Cuál fue el origen de la reconversión?
El objetivo básico es ser competitivos a nivel máximo posible.
Ello conlleva innovación tecnológica constante. En nuestro renglón de Productos Culinarios y en especial caldos, sopas, platos y salsas deshidratadas, estamos al máximo nivel.
Además el alto nivel en tecnología y procesos de fabricación son una religión que nos permite ser la tercera Compañía a nivel mundial, arañando participación año tras año a la primera y segunda.
Internamente hemos hecho un enorme esfuerzo por transmitir esta ideas a través de una comunicación perseverante e individualizada. Las ideas lógicas y congruentes suelen tener al final una buena acogida aunque sea preciso pasar por ciertos zig-zags y vaivenes.
 
En el inicio del proceso, ¿cuál era la posición del Consejo de Administración y cuál la del Comité de Empresa?
Siempre se vió con claridad dos cosas por parte del Consejo: Primero que la adecuación tecnológica era indispensable y segundo que Sant Joan Despí debería permanecer.
Debo decir que el Comité de Empresa, cumplió perfectamente con su papel, filtrando, analizando y cribando la información que se transmitía. En ello fue recio e incluso duro, pero nunca impermeable. La interlocución siempre fue posible y abierta y me consta que por su parte se tuvo que hacer un enorme esfuerzo de comprensión y adaptación a la realidad.
Todo ello es lo que ha posibilitado una reconversión no traumática en la que el pacto siempre ha sido la herramienta de su puesta en práctica.
 
¿Cómo consiguieron alcanzar un punto de coincidencia?
Haciendo gala ambas partes de una enorme prudencia y sentido común. Dilatando la reconversión en el tiempo todo lo que ha sido posible y poniendo en práctica un espíritu de equidad.
 
¿Qué aportó la Administración Pública al proceso?
En nuestro caso no se pidió y por tanto no pudo recibirse ayuda alguna de la Administración Pública.
 
¿Y los sindicatos?, a nivel superior de empresa.
Tengo que subrayar que los sindicatos correspondieron y muy rápidamente al fondo de la cuestión y ayudaron a modificar planteamientos y sobre todo llevarlos a la práctica.
 
¿Las organizaciones empresariales, también?
No nos hemos apoyado en ellas porque nuestro diálogo siempre ha sido directo y pienso que posiblemente porque su intermediación no ha sido necesaria.
 
¿Cuál fue el resultado final?
Hoy disponemos de una fábrica en Sant Joan Despí al nivel óptimo en cuanto a tecnología, lo cual nos hace enormemente competitivos.
Por otra parte, la creatividad en innovaciones de productos y aunque sea coyunturalmente, la apertura de nuevos mercados ha producido esa noticia extraordinaria en nuestro días, cual es la entrada de una nueva generación de colaboradores de primer empleo.
 
Ahora, ¿el modelo de relaciones es otro?
Han cambiado las circunstancias y todos hemos aprendido a ser más pragmáticos y con muchos menos prejuicios. El resultado son unas relaciones basadas más en lo posible que en lo ideal.
 
¿Qué nivel de participación tienen los trabajadores en la gestión empresarial?
No solamente es importante cumplir lo que marca la ley en cuanto a información, lo que es importante es que ésta sea fidedigna y que se haga posible el debate sobre aquellas cuestiones de interés común.
Creo que hoy en día todo el mundo comprende en el interior de nuestra empresa que sin negocio no hay negociación posible. Hay que ayudar cada uno en su sitio y sólo en su sitio en aportar valor añadido. Otro tema es el sempiterno problema de cómo repartir dicho valor añadido, ahí siempre habrá un estira y afloja y por lo tanto una negociación. Pero hay que partir del axioma de que la empresa está para ganar dinero y hacer por lo tanto posible todo lo demás.
 
A nivel personal, ¿qué conclusiones ha sacado del proceso de reconversión?
Creo que lo más importante es el cambio de mentalidad, lo que nos ha obligado a todos. El pacto siempre es mejor que cualquier otra vía y hay que aceptar que el pacto siempre deja en parte insatisfechos a todos. Es esa parte de insatisfacción, es en mi forma de ver la esencia del mismo y la única forma de pago de esa otra parte que sí nos satisface.
El subproducto de todo ello es la paz social, bien extraordinariamente preciado, que como tantas cosas en la vida sólo se valora cuando se pierde.
 
De toda esa experiencia, ¿qué ideas pueden ser útiles para otras empresas?
Nada de lo que es bueno a nivel de buena salud de la empresa debe ser renunciable. La no renuncia no es igual a intransigencia. La creatividad y el ponerse en la piel del otro son instrumentos útiles, prácticos y rentables. Debe hacerse un enorme esfuerzo de comunicación interna.
De todas formas, está lejos de mi dar fórmulas y recomendaciones a nadie.
Lo único que si me atrevería a recomendar es una actitud de implicarse las Direcciones, en las relaciones laborales, tan directamente como sea posible, sin temor alguno, ya que sólo obtendrán experiencia y gratificación.
 
En Gallina Blanca hay un gran capital humano. Concretémoslo en una persona que ya no está. ¿Qué le trae a la memoria Vicente Aguado?
De Vicente Aguado, sólo puedo decir lo que siento, que fue un gran líder, que como en otros casos, no le supimos ver en su momento como persona promocionable en la cadena de mando y sobre todo un gran amigo personal. Amistad hecha en el campo más duro de todos, en el de la confrontación. Era una persona inteligente, hábil y con un sentido de la negociación más allá de lo normal y por encima de todo quería a la empresa y a su gente.
En efecto, el capital más importante que posee la Compañía es el humano y ello a todos los niveles. En Gallina Blanca solemos decir que no se puede estar a medias tintas, o se es un apasionado forofo o a la larga el que no siente así se va. Eso es la gallinitis.
 
¿Están sentadas las bases para un futuro estable?
Pienso que sí. Vivir ya es apasionante y hacerlo empresarialmente en el mundo actual, plagado de incertidumbres lo es mucho más.
Sin embargo, nosotros creemos en lo que hacemos y en nuestras ideas y con ese bagaje queremos seguir creciendo para ser mejores y alcanzar mayores cotas de seguridad. Todo ello sin olvidar jamás que la confianza de nuestros clientes de dentro (colaboradores) y de fuera se gana día a día. Jamás nada es definitivo, porque ello equivale a instalarse, que es el germen de la regresión.
Ideas, voluntad de ponerlas en práctica, cohesión y respeto por el consumidor, son algunas de las cosas que nunca cambiarán en Gallina Blanca y si no... al tiempo.


Francisco Fernández Payán de Tejada.Consejero-Delegado de Gallina Blanca.

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